Un fuerte sismo de magnitud 5,9 sacudió este sábado 11 de enero en la mañana a Puerto Rico que desde el 28 de diciembre registra movimientos telúricos de diferente intensidad.
El fenómeno que ocurrió a las 8:54 de la mañana tuvo una profundidad de 4.9 kilómetros de la superficie, por lo que se sintió muy fuerte, según informó la Red Sísmica de Puerto Rico.
El epicentro de este nuevo movimiento telúrico se registró a unos 14 kilómetros al sureste de Guánica, en la zona suroeste de la isla, uno de los municipios más afectados por la última oleada de temblores que ha afectado Puerto Rico.
La Autoridad de Energía Eléctrica informó que los sectores de Lares, Adjuntas, Ponce y San Germán quedaron sin servicio tras el sismo de este sábado. Dijeron que actualmente se llevan a cabo pruebas para restablecer el suministro.
Te puede interesar:En Puerto Rico algunas regiones pueden quedar sin electricidad más de un año
El pasado martes 8 de enero se registró un terremoto de magnitud 6.4 que provocó un muerto, casi dos mil damnificados, serios daños estructurales en viviendas y edificaciones públicas y la caída del servicio eléctrico en casi toda la isla.
Tras este sismo la gobernadora Wanda Vázquez declaró el estado de emergencia y movilizó a la Guardia Nacional, mientras que el presidente Donald Trump firmó una declaratoria de emergencia que permitirá movilizar más fácilmente los recursos federales para atender la contingencia.
La isla caribeña sufre desde el viernes un repunte de la actividad sísmica con más de una decena de réplicas, situación que ha incrementado la inquietud entre la población, en especial en los municipios del suroeste.
La réplica más destacada se registró la tarde del viernes con magnitud 5,2 y se sintió en todo Puerto Rico generando sobresalto entre la población. Aunque el temblor se localizó en el mar, al suroeste de la isla, fue sentido con fuerza en todo el territorio puertorriqueño donde se registraron escenas de pánico entre la población.
La mayoría de las personas pasa la noche a la intemperie por temor a que las estructuras de los polideportivos habilitados para acogerlas no resistan la fuerza de los temblores.