A casi tres semanas del inicio de las protestas por el alza en el pasaje del Metro en Santiago, cientos de chilenos llegaron este miércoles 6 de noviembre hasta las cercanías del centro comercial Costanera Center, el más grande de Suramérica, para exigir reformas sociales y protestar contra el gobierno de Sebastián Piñera.
Al no permitírseles avanzar, los manifestantes se expandieron por varias áreas del barrio Providencia, la puerta de entrada al sector financiero y las zonas más acomodadas de la capital chilena. Hubo fogatas, saqueos a una farmacia y dos entidades financieras, enfrentamientos con la policía y serios daños al mobiliario público.
Desde temprano, la policía había acordonado el lugar y la administración de los establecimientos decidió cerrar las puertas. Locales comerciales resguardaron con madera y latones sus vitrinas y durante toda la jornada se vivió allí un ambiente de gran tensión.
A través de mensajes anónimos en redes sociales se convocó a trasladar durante esta jornada a los barrios ricos las protestas que se iniciaron el 18 de octubre y que hasta ahora se habían concentrado en el centro de Santiago.
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“Llegó la hora de llegar al oriente”, el sector acomodado de la capital, decía una de las convocatorias en la que se explicaba que era el momento “de que el empresariado sienta el descontento del pueblo” y “las clases se unan”.
Horas después, cientos de manifestantes se congregaron en Plaza Italia, principal escenario de las protestas desde su estallido, donde se registraron incidentes aislados.
En la comuna de Renca, un barrio popular en el norte de Santiago, una veintena de personas atacó un cuartel policial dejando a cinco efectivos heridos, mientras camioneros y automovilistas bloquearon algunas carreteras en rechazo a los peajes urbanos.
Las protestas, las más graves desde la caída de la dictadura en 1990, se iniciaron en respuesta al aumento del pasaje del metro pero derivaron en un clamor popular contra la desigualdad y hasta el momento se han cobrado la vida de 20 personas.