Los nicaragüenses hacen lo que pueden para cumplir, de forma voluntaria, con el distanciamiento social ordenado en casi todos los países del mundo para frenar la propagación de la COVID-19.
Ante la desconcertante negativa del gobierno de Nicaragua de actuar para controlar la expansión del nuevo coronavirus, la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa Etienne, advierte que la falta de medidas oficiales ante la pandemia aumenta el riesgo de una epidemia en América Central, incluso cuando los países vecinos han tomado medidas severas frente a la crisis.
“Nos preocupa la falta de distanciamiento social, la convocatoria de reuniones masivas; nos preocupan las pruebas, el rastreo de contactos, la notificación de casos”, afirmó Etienne que con sus afirmaciones puso fin al silencio que el organismo había mantenido sobre la situación en el país centroamericano.
En el marco de estos acontecimientos, el presidente de Costa Rica Carlos Alvarado, ha advertido que una epidemia fuera de control en su vecina Nicaragua tendría consecuencias para toda Centroamérica. Dijo que en su país residen más de 300 mil nicaragüenses, entre ellos miles de exiliados que mantienen relación con sus familias dentro de este país.
Desde que la OMS decretó la pandemia global por coronavirus el gobierno de Daniel Ortega ha instado a los nicaragüenses a participar en marchas y celebraciones callejeras, a que sigan asistiendo a eventos deportivos y festivales culturales y a que colmen las playas del país durante las vacaciones de Semana Santa.
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El régimen de Ortega no ha explicado las razones de su negativa a tomar medidas contra el coronavirus, como el cierre de fronteras o la cuarentena domiciliar, adoptados en otros países de Centroamérica. En cambio, el secretario del Ministerio de Salud, Carlos Sáenz, ha hablado de “mantener el turismo y la economía”, gravemente afectados por dos años de protestas antigubernamentales.
En el país existen especulaciones sobre la salud de Ortega pues el ex guerrillero de 74 años no ha aparecido en público desde hace más de tres semanas. Aunque ha estado ausente durante largos períodos en el pasado, su desaparición en medio de una pandemia mundial alimenta rumores de que podría estar enfermo o personalmente aterrorizado por el coronavirus.
“Mientras el país enfrenta esta enorme crisis, la familia Ortega Murillo se encuentra escondida en un complejo turístico. Por eso Rosario Murillo sólo sale en llamadas telefónicas”, dijo la ex comandante guerrillera Dora María Téllez, una de las figuras de la disidencia sandinista.