Gritos de desesperación se irradiaban desde una balsa que se desinflaba es las aguas del Río Grande, llamaron la atención de efectivos de la Patrulla Fronteriza, quienes se echaron al afluente en pos de salvar la vida de un pequeño de 6 meses quien ya había sido engullido por el torrente del cauce binacional.
Se trata de un bebé salvadoreño que al momento de ser tomado por los uniformados ya no respiraba y procedieron sin dilaciones a inducir su vida con RCP, maniobra que fue exitosa y coronó una bella historia en un paraje donde este tipo de narraciones es escasa.
El escenario frente donde todo aconteció fue la localidad de Roma, en el estado de Texas.
Un comunicado oficial de la CBP indicó que los funcionarios de la Estación de la Patrulla Fronteriza en la ciudad de Río Grande, fueron alertados este miércoles de la emergencia por los gritos que provenían de una balsa que se desinflaba rápidamente mientras intentaba cruzar el río que separa a EE.UU. con México, detalló un comunicado oficial.
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El menor, que estaba acompañado por su madre, logró ser sacado de las aguas por los agentes, que notaron que había dejado de respirar por lo que le suministraron los primeros auxilios.
Tanto la madre, cuya identidad ni nacionalidad fue revelada, como el menor fueron llevados a la Hospital Regional de Mission, también en Texas, para su “tratamiento y evaluación”.
Ambos, después de ser valorados y de recibir el alta médica, serán “procesados como corresponde”, agregó la información oficial.
Este caso se registra después de que el 23 mayo, las autoridades estadounidenses confirmaron la muerte de una inmigrante salvadoreña de 10 años, que no ha sido identificada y quien había entrado al centro de la Oficina de Reubicación de Refugiados en marzo de 2018.
La pequeña, que presentaba problemas cardíacos congénitos, falleció en septiembre de 2018, según el portavoz del Departamento de Salud (DHS, en inglés), Mark Weber, quien indicó que la menor, tras sufrir complicaciones en una operación, entró en estado de coma y fue luego trasladada a dos hospitales de Arizona y Nebraska.
Las autoridades informaron el pasado 20 de mayo de la muerte de Carlos Gregorio Hernández Vázquez, de 16 años, en el centro de Weslaco de la Patrulla Fronteriza en Texas, seis días después de ser llevado a ese centro de detención, sin que precisaran la causa.
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Seis días antes se había conocido de la muerte de un niño guatemalteco de dos años y medio de edad que estaba bajo custodia de la Patrulla Fronteriza y, al parecer, desarrolló una neumonía.
El pasado 25 de diciembre, un niño guatemalteco de ocho años murió en un hospital del estado de Nuevo México (EE.UU.) tras haber estado bajo la custodia de la policía fronteriza durante más de una semana.
Ese deceso tuvo lugar después de que el 8 de diciembre la pequeña guatemalteca Jakelin Caal Maquín, de 7 años, falleció en un hospital de El Paso (Texas) tras haber cruzado ilegalmente la frontera desde México junto a su padre.