Tenía el camino abierto para conquistar el Abierto de Estados Unidos y su 18º título de Grand Slam, pero el pasado domingo Novak Djokovic se convirtió en “Djoker”, cometiendo un error irreparable y dañando un poco más su figura.
La última imagen del número uno mundial en Flushing Meadows, a donde llegó como absoluto favorito ante las ausencias de Rafael Nadal y Roger Federer, fue saliendo de la cancha principal con la cabeza agachada.
El serbio no quiso dar explicaciones ante la prensa de su posiblemente accidental, pero duro y peligroso, golpeo de pelota que impactó en la garganta de una jueza de línea con el juego parado en su partido de octavos de final.
El español Pablo Carreño le acababa de romper el servicio, colocándose con ventaja 6-5 en el primer set, y Djokovic pagó su frustración golpeando la pelota que le quedaba en el bolsillo hacia la pared, justo en el lugar donde estaba parada la jueza, quien cayó el suelo con gritos de dolor y las manos en el cuello, requiriendo de atención médica.
El estupor por este incidente, que generó la descalificación de Djokovic del Grand Slam, no se quedó en Flushing Meadows sino que se extendió por el mundo del tenis y del deporte en general.
Con un fatal error, Djokovic se unía al reducido club de jugadores descalificados durante un partido de Grand Slam, que tiene como uno de sus miembros más reconocidos al estadounidense John McEnroe desde que insultó al supervisor en el Abierto de Australia de 1990.
La disculpa
Djokovic se disculpó por el pelotazo “involuntario” a la jueza de línea durante los octavos de final del Abierto de Estados Unidos, una acción antideportiva por la que fue descalificado del Grand Slam y que dijo debe “convertir en lección”.
El serbio que abandonó el complejo de Flushing Meadows sin hacer declaraciones, dijo pocas horas después en Instagram que el incidente lo dejó “muy triste y vacío”.
“Me disculpo con el US Open y con todas las personas asociadas a mi comportamiento”, escribió. “Necesito volver a mi interior y trabajar en mi decepción y convertir todo esto en una lección para mi crecimiento y evolución como jugador y ser humano”, añadió.
Al ver que la había golpeado, Djokovic levantó el brazo disculpándose y fue a ver el estado de la jueza, que tuvo que recibir atención médica sobre la pista Arthur Ashe, la principal de Flushing Meadows.
“Hice una consulta sobre la jueza de línea y el torneo me dijo que gracias a Dios se siente bien (…) Siento muchísimo haberle causado tanto estrés. Tan involuntario,” afirmó.
Djokovic conversó con los oficiales del juego durante unos 10 minutos, pidiéndoles una sanción distinta a la descalificación, pero finalmente los oficiales aplicaron el reglamento y Carreño avanzó a los cuartos de final.
Episodio similar en 2016
Los arrebatos de ira del serbio no son una novedad. De hecho, solo momentos antes del lanzamiento contra la jueza, el “Djoker” había golpeado una bola aún más violentamente contra otra parte de la pista.
En el Roland Garros de 2016, torneo que acabó conquistando, Djokovic vivió un incidente similar en los cuartos de final contra Thomas Berdych al lanzar también su raqueta, que acabó pasando cerca de un juez de línea.
Unos meses más tarde, en el Masters en Londres, volvieron a fallarle los nervios al arrojar una pelota al público durante su duelo contra Dominic Thiem.
Frente a los periodistas que le preguntaron si temía pagar algún día un precio alto por estos gestos, el “Djoker” se molestó, lamentando que “se recuerden este tipo de cosas”.
El serbio sí que es el jugador de mayor rango en cometer esas prácticas. Djokovic anhela superar al español Rafa Nadal (19 títulos de Grand Slam) y al suizo Roger Federer (20) en la carrera de fondo que protagonizan por el récord de ‘Majors’.
Pero sus hazañas en la pista, que le han colocado en la élite de la historia del tenis, no le han valido el mismo lugar en el corazón de los aficionados que el de sus dos grandes rivales.
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“Una lección”
El impactante episodio del domingo en este ya turbulento Abierto de Estados Unidos, donde el coronavirus forzó la renuncia de muchas estrellas y la retirada de jugadores en pleno torneo, es una grieta más en la dañada imagen de Djokovic.
El serbio recibió multitud de críticas por el fiasco en junio de su Adria Tour, torneo de exhibición celebrado en los Balcanes durante la pandemia sin apenas medidas de prevención y hasta fiestas desenfrenadas. Como resultado, “Nole” y otros participantes contrajeron el virus.
Después de meses de dudas y críticas a las medidas de prevención en el US Open, Djokovic aterrizó en agosto en Nueva York instalándose en una residencia privada a diferencia de la mayoría del resto de jugadores, que permanecen en los hoteles sede del torneo.
Djokovic ganó sin mayores sobresaltos el Masters 1000 de Cincinnati, que se jugó en Nueva York como antesala del Abierto, y en el Grand Slam avanzó cómodamente hasta los octavos del domingo.
Aunque los resultados no lo mostraban, en varios momentos de los partidos dejó entrever la presión que sentía por estrechar la distancia con Nadal y Federer y por mantener su imbatibilidad en 2020, temporada en que acumulaba 26 victorias sin derrotas.
Por: AFP