Un grupo de mujeres inmigrantes denunció ante las autoridades federales de Florida que fueron víctimas de abuso sexual, exposición a sustancias tóxicas y negligencia médica cuando se encontraban en el Centro de Detención del Condado de Glades, en el sureste del estado sureño.
Siete mujeres inmigrantes, con la asistencia de las ONG de derechos civiles Americans for Immigrant Justice, Immigrant Action Alliance y Freedom for Immigration. Otros 20 grupos de derechos civiles se adhirieron a la queja, detallaron los atropellos a los que fueron sometidas en la referida institución adscrita al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas.
Las manifestantes relataron con detalle los comportamientos amenazantes en la instalación. Dijeron que los guardias masculinos entraban sin previo aviso a la sala de estar donde ellas estaban y denunciaron voyerismo por parte de citados funcionarios que las observan cuando se duchan.
De acuerdo con lo relatado por las mujeres, un psiquiatra del Centro también usa su autoridad para acosarlas sexualmente.
Andrea Ruiz-Sorrentini, experta legal de la organización Southern Poverty Law Center, denunció que estas detenidas “han sido objeto de un acoso y abuso indescriptibles a manos del personal de ICE”.
“Cada día queda más claro que el Centro de Detención del Condado Glades e instalaciones como esta, deben cerrarse de inmediato ya que claramente son incapaces de operar sin violar los derechos de los detenidos”, acotó.
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Las manifestantes también denunciaron que en el centro existe xenofobia y racismo contra afroamericanos e islámicos. Aseguran que los guardias son violentos y suelen gritar insultos raciales y utilizar lenguaje degradante.
Sofía Casini, miembro de la ONG Freedom for Immigration, dijo que desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020 se han presentado unas 30 quejas para denunciar estas anormalidades en el Centro de Detención del Condado Glades “pero los abusos continúan”, aseguró.
Las denunciantes dicen que hay condiciones generales insalubres que incluyen comida podrida, agua de tonos amarillentos para el consumo, plagas y falta de acceso a papel higiénico.
Asimismo se quejaron de haber sido expuestas en sus habitaciones sin ventilación a un desinfectante en aerosol tóxico de grado industrial que ha sido vinculado a efectos nocivos para la salud y la infertilidad.
Igualmente denunciaron violaciones imprudentes de los protocolos básicos de seguridad para evitar el contagio de la COVID-19.