Las amenazas y asesinatos de periodistas en México se han convertido en un suceso cotidiano en las últimas dos décadas. Las cifras contabilizadas por organizaciones no gubernamentales (ONG) y de defensa de derechos humanos concluyen que el país azteca es el más peligroso en América Latina para ejercer el periodismo.
En su informe más reciente, la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF), precisó que entre los años 2006 y 2018 se registraron 116 casos de violencia contra comunicadores: 102 asesinatos y 14 desapariciones, los cuales denunciaron ante la Corte Penal Internacional (CPI), periodo que abarca los gobiernos de Felipe Calderón (2006-2012) y Enrique Peña Nieto (2012-2018).
En lo que va del 2019, cuatro periodistas han sido asesinados por motivos vinculados al ejercicio de su profesión. El más reciente ocurrió la noche del 15 de marzo cuando sicarios mataron al comunicador mexicano Santiago Barroso en su domicilio situado en San Luis Río Colorado, en el estado de Sonora.
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Sebastián Salamanca, directivo de Artículo 19, una ONG que defiende la libertad de expresión y el derecho a la información en México, indicó que esa organización contabilizó 46 periodistas asesinados durante el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto. Aseguró que la violencia contra los reporteros no ha disminuido con el gobierno de Andrés López Obrador, que comenzó en diciembre de 2018.
“El gran problema en los asesinatos y crímenes contra periodistas en México es la pasividad de las autoridades para investigar y resolver los casos y el alto porcentaje de impunidad, que es del 99%”, apuntó el secretario general de RSF, Christophe Deloire.
Según RSF, con estos datos México está catalogado entre los países más peligrosos para esta labor al ocupar el lugar 147 de 180 naciones en cuanto a asesinatos de periodistas, una categoría similar a la que tienen países como Afganistán, Yemen y Siria.