Mantenerse alejado de los adjetivos es difícil cuando se llega a la historia de cómo Marlen Ochoa López, una chica de 19 años, fue asesinada y de su vientre arrancado un bebé de casi nueve meses de gestación.
La abominación ocurrió en Scottsdale, un suburbio ubicado en el suroeste de Chicago, donde un trío de desalmados, que en apariencia se dedica al robo de bebés, forjaron una maléfica oportunidad para extraer de la panza de su madre recién muerta a un bebé que fue auxiliado por los servicios de emergencia.
El móvil de la luctuosa historia fue obtener fondos de una campaña que enseguida se creó online dentro de GoFundMe, donde los criminales solicitaron dinero para el funeral de un bebé que “estaba muy enfermo y a punto de morir”.
En rol principal de la cruenta trama está Clarisa Figueroa, una mujer de 46 años que las pesquisas y pruebas policial señalan como la homicida y tratante de personas, quien luego de dar muerte a la humilde latinoamericana se hizo pasar ante los servicios de emergencia a través de una llamada telefónica por una parturienta que accidentalmente expulsó a su bebé y requería ayuda.
Marlen Ochoa López fue víctima de las circunstancias. De procedencia humilde, y ya madre de un niño de tres años, tomaba clases en la escuela Secundaria Alternativa Latino Youth de Chicago.
De acuerdo al relato dado en rueda de prensa por el superintendente de la policía de Chicago, Eddie Johnson, se determinó que por contactos que había hecho a través de un grupo en la red social Facebook, la joven embarazada que había ido a encontrarse con una mujer, en el suburbio de Scottsdale, que ofrecía ropa gratis para recién nacidos.
Puedes leer: Tiroteos en Miami dejan dos muertos y siete heridos
Se sospecha que con ese señuelo la mujer de 46 años condujo a la joven embarazada al sótano de su casa, donde fue estrangulada y el bebé arrancado de su vientre.
Horas más tarde, los servicios de emergencia recibieron una llamada de esa mujer de 46 años, que decía que había dado a luz en su casa a un bebé que estaba “pálido y azul”.
Según fuentes citadas por medios locales, se ha podido relacionar con pruebas de ADN que el neonato que se encuentra en “estado grave” en el hospital Christ es el hijo de Marlen y de su esposo Yiovani López.
La última vez que se vio a Marlen Ochoa López fue el pasado 23 de abril, cuando salía de la escuela Secundaria Alternativa Latino Youth, donde estudiaba.
Estaba embarazada de nueve meses y la fecha prevista para el alumbramiento era el 5 de mayo.
Según sus familiares, Marlen estaba casada y tenía un hijo de 3 años, al que debía haber ido a recoger a la guardería el día de su desaparición, pero nunca llegó.
Las autoridades identificaron a la inescrupulosa mujer que se hizo pasar por la madre del bebé como Clarisa Figueroa.
Ella y su hija, Desiree, fueron acusadas de asesinato y Piotr Bobak, el novio de Clarisa, fue acusado de ocultar el homicidio, según informó la policía de Chicago en una rueda de prensa.
Los datos claves para relacionar el homicidio con el trío de delincuentes inició con descubrimiento según un informante anónimo quien dijo que el auto de la víctima había sido avistado a comienzos de mayo, a una cuadra de la casa de la mujer que llamó a los servicios de emergencia afirmando que había dado a luz.
El otro cabo para atar los nudos se constituye en que el miércoles 15, en la madrugada, encontraron el cuerpo de Marlen dentro de un bote de basura en el jardín de dicha casa. Finalmente, una denuncia anónima llevó a los investigadores a cerciorarse del parentesco del bebé con saliva de Yiovani López –esposo de la víctima- y muestras de pelo de Marlen Ochoa recuperadas en su casa.