Dos legisladoras de Nueva York han introducido en el Congreso local un proyecto de ley que tiene como centro despenalizar el comercio de sexo entre adultos, ya sea por el pago de encuentros consensuados entre parejas, contenido audiovisual y la promoción de servicios eróticos y sexuales.
Con el anteproyecto los congresistas de la Gran Manzana a lo que aspiran es formalizar y darle canales controlables a una actividad que se desarrolla sin ningún tipo de problemas y que centra su objetivo en la despenalización de la prostitución, un intercambio comercial que goza de una esplendida salud a pesar de “su persecución”.
El reporte de este evento lo ha tomado The New York Times, rotativo que consideró interesante para sus páginas el tema, debido a que ha seguido periodísticamente los esfuerzos legislativos que en varias partes del país se han intentado con respecto al asunto, y nota que el de Albany es el que más posibilidades tiene en la actualidad de ser aprobado.
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Si se toma en cuenta todos los estados de la Unión, la prostitución tan solo es legal en algunos condados de Nevada, pero la iniciativa de Nueva York se suma a la que otros legisladores impulsan en estados como Maine, Massachusetts y la ciudad de Washington.
Uno de los aspectos interesantes de la hipotética aprobación del recurso legal, es que tendría carácter retroactivo y permitiría a las personas que han sido condenadas por prostitución puedan ver sus penas revocadas.
No obstante el diario de la Gran Manzana apunta que su “pronta” aprobación “parece improbable” ya que la Legislatura de Nueva York concluye su actual periodo legislativo este miércoles y además el gobernador estatal, Andrew Cuomo, no ha apoyado la iniciativa.
Cuomo, de hecho, dijo este martes que no tiene una opinión formada sobre el asunto ya que no se ha leído los proyectos. “Este va a ser un tema controvertido”, añadió el demócrata.
Las legisladoras latinas Jessica Ramos, de Queens, y Julia Salazar (Brooklyn) son las promotoras de la iniciativa en el Senado estatal.
Richard N. Gottfried, presidente del Comité de Salud, en la Cámara Baja, expuso al rotativo neoyorquino que “tratar de detener el trabajo sexual consentido entre adultos no debería ser responsabilidad del sistema de justicia criminal”.
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“No ha funcionado en 2 mil años. Y exigir a las trabajadoras sexuales que trabajen en un ambiente clandestino e ilegal promueve el abuso y la explotación”, añadió.
Diversas organizaciones bajo el paraguas de la coalición Decrim NY han sido pioneras en abogar por la despenalización.
Una de sus integrantes, la extrabajadora sexual Cecilia Gentili, dijo que ha esperado este momento durante 30 años.
“Estamos intentando cambiar las vidas de muchas neoyorquinas que históricamente han sido criminalizadas por usar sus cuerpos para sobrevivir. Y ha llegado el momento de cambiarlo”, dijo Gentili.
Los contrarios a la medida, sin embargo, argumentan que tan solo convertirá a proxenetas en promotores.
“No puedes proteger a los explotados protegiendo a los explotadores”, dijo la presidenta en Nueva York de la Organización Nacional de Mujeres, Sonia Ossorio, que aboga por despenalizar la actividad de las trabajadoras sexuales, pero no la compra de sexo por parte de los clientes.