El escritor y periodista estadounidense Ernest Hemingway tenía apreciaciones interesante acerca de su país. Fue conductor de ambulancias en los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial. Una vez dijo: “jamás piensen que una guerra, por necesaria y justificada que parezca, deja de ser un crimen”. La cita se adapta a la actual infodemia por la COVID-19 en EEUU. El asunto no es más que un episodio bélico. La diferencia está en que ahora se libra en las redes sociales.
La pandemia del coronavirus tomó como epicentro al país que aloja a la considerada mayor democracia del mundo libre. Cuna de Benjamin Franklin, aquel que dijo: “La democracia son dos lobos y un cordero decidiendo qué van a cenar”. La imagen proporcionada por la mente del bostoniano es útil. Ayuda a entender por qué la política toma espacios en lugares tan inusuales como la sala situacional de expertos en epidemiología.
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El escenario nacional revela dermografías al más ligero de los toques. Las palancas del poder se mueven para buscar efectos a largo plazo. Los que afectan futuras elecciones. Desde luego están los cargos que se ocupan del aquí y el ahora. Como el de Vivek Murthy, quien es cirujano general de los Estados Unidos. Con menos de la mitad de la población de EEUU totalmente vacunada contra el COVID-19, emitió un aviso que calificaba la desinformación como una amenaza urgente para la salud pública.
Infodemia por COVID-19 en EEUU
En la Casa Blanca se cree que los esfuerzos de las empresas de RRSS para combatir la desinformación son “demasiado pequeños. Al menos ese es el planteamiento del aviso oficial. Se cree que las tecnológicas “siempre llegan demasiado tarde y no van lo suficientemente lejos”. Asimismo la comunicación apareció más de un año después que la OMS advirtiera de una “infodemia” relacionada con la COVID.

Para hablar sobre la infodemia por COVID-19 en EEUU abordaremos un estudio de la profesora Anjana Susarla. Ella es docente Omura-Saxena de Inteligencia Artificial Responsable, adscrita a la Universidad Estatal de Michigan. La catedrática expresó en un foro de Cognitive Scale, que “hay buenas razones para estar preocupados”.
“Un estudio realizado en el Reino Unido y los Estados Unidos reveló lo temido. La exposición a la desinformación on-line sobre las vacunas anticovid redujo el número de personas que dijeron que se vacunarían. De manera diametralmente opuesta aumentó el número de personas que dijeron que no lo harían”.
Una conciencia superior
Quienes tiran de los hilos del poder saben sobre lo que poco saben. No es una “cantinflada”, son derivaciones que afloran frente a la robustez de las grandes tecnológicas. Desde los tiempos de Cambridge Analitiycs el monopolio no ha cambiado. “Una grave amenaza en los entornos on-line es que las noticias falsas se difunden más rápidamente que las verificadas”. Así lo explica la profesora Susarla y lo saben todos los que expusieron la supuesta conspiración.
“Los algoritmos de las plataformas de medios sociales están preparados para el compromiso. Los motores de recomendación de estas plataformas crean un efecto de conejo. Empujan a los usuarios que hacen clic en mensajes antivacunas hacia más contenido antivacunas”, dijo la profesora.
“Estos esfuerzos forman parte de un ecosistema de desinformación bien desarrollado en las plataformas de los medios sociales”. Así la infodemia por COVID-19 en EEUU se extiende al activismo antivacunas fuera de línea.
Supuestos señores de la infodemia
La forma tangencial como la Variante Delta llegó con una estructura de desinformación tan consolidada no es casualidad. Recientemente, Twitter suspendió a la diputada estadounidense Marjorie Taylor Greene. Ellas colgó un post de desinformación sobre la COVID.

Sin embargo la profesora de la Universidad Estatal de Michigan cree que las empresas de redes sociales podrían hacer mucho más. “Los informes sugieren que la mayor parte de la desinformación sobre vacunas en Facebook y Twitter procede de una docena de usuarios. Estos siguen activos en las redes sociales. A ellos los denomina ”la docena de la desinformación”. La lista la encabezan el empresario y médico Joseph Mercola y el destacado activista antivacunas Robert F. Kennedy Jr.”.
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De acuerdo a Susarla “las pruebas sugieren que los superdifusores de la infodemia comparten contenidos de forma coordinada”. Lo que aumenta su eficacia en la difusión de la desinformación. “En consecuencia, hace que sea aún más importante bloquearlos. Las plataformas de las redes sociales deben marcar de forma más agresiva los contenidos perjudiciales. Deben eliminar a las personas que se sabe trafican con desinformación relacionada con las vacunas”. Es la mejor forma, además de la vacunación, de impedir que la Variante Delta cree una pandemia en los no vacunados.