En la mente de los granjeros pensilvanos se estaría desdibujando la idea de una economía capitalista estadounidense, un sistema de creación de prosperidad a través del libre intercambio de bienes y servicios sujeto a reglas éticas claras que el propio mercado dicta.
Justo ahora los principales estados productores de lácteos en el país: California, Wisconsin, Nueva York, Idaho y Pensilvania, están evaluando el daño que a su negocio ha provocado la política proteccionista de la administración Trump y comparando los movimientos que sus pares de la Unión Europea están haciendo frente al mismo problema.

La Federación Nacional de Productores Lácteos de EE.UU. (NMPF, en inglés), “la voz de los productores de leche en la capital de nuestra nación”, no está muy a gusto con la Guerra Comercial que la administración Trump emprendió contra China y estima que la disputa con la superpotencia asiática pudo manejarse de otra manera.
Como una institución estadounidense, el gremio reconoce las prácticas comerciales injustas de Pekín, sin embargo el descontento de los ganaderos es notable ya que creen “que debería haberse hecho de otra manera”.
La NMPF, de forma activa aborda las políticas relativas a la fijación de precios de la leche, tanto en los mercados nacionales e internacionales, no sabe cómo explicar a sus agremiados como tras ser una nación impulsora del libre mercado a nivel global, Estados Unidos sea ahora defensor del proteccionismo y se haya lanzado a una guerra arancelaria.
El estado de las cosas
El malestar de los granjeros pensilvanos con relación al manejo del mercado internacional por parte de la administración Trump, tiene bases en estadísticas de producción que son directamente proporcional al problema.
Pensilvania vio su decimoséptimo mes consecutivo en que la producción estaba por debajo de la de hace un año, 68 millones de libras o 7.6% menos que hace un año, ya que se ordeñaron 35.000 vacas menos y la producción por vaca se redujo en 15 libras.

Sin embargo en el ámbito nacional el estatus es positivo, situación por la que están haciendo declaraciones los granjeros quienes han perdido a uno de sus mejores compradores: China.
Jaime Castaneda, vicepresidente de la Federación Nacional de Productores Lácteos de EE.UU. (NMPF, en inglés), en entrevista dada recientemente a los medios locales, señaló que los ganaderos estadounidenses, uno de los sectores más afectados por la guerra comercial entre Washington y Pekín, remarcan el daño sufrido y encaran con temor la prolongada incertidumbre económica.
Una gráfica caída
El federativo de la producción láctea en EE.UU., explicó que durante los primeros seis meses de 2018 las exportaciones a China habían subido casi un 20 % respecto al año anterior.
“Sin embargo, tan pronto como los aranceles fueron aplicados (en mayo de 2018), las exportaciones lácteas a China se redujeron. En la segunda mitad del año, las exportaciones cayeron un 32 %, pese a que China estaba comprando un 10 % más de lácteos en total”, dijo Jaime Castaneda.
Si se amplía el foco al año completo, de julio de 2018 a julio de 2019, el impacto es aún más dañino: las exportaciones a China descendieron un 42 %. Allí está la raíz del malestar.