El sector agrario de Florida, uno de los más importantes del país, enfrenta pérdidas por 522,5 millones de dólares a consecuencia de la pandemia de COVID-19, con el agravante de la “competencia desleal” de productos mexicanos y la falta de voz en la comisión encargada de definir cómo será la reapertura económica de la entidad.
Las imágenes de tractores triturando las hortalizas que ya no compran los parques temáticos, los cruceros y los distritos escolares son una muestra de los efectos de la crisis generada por el coronavirus en el segundo motor de la economía floridana que representa unos 37 mil millones de dólares.
Las ventas de lechuga, pimientos, pepinos, calabacines, frijoles verdes y repollo se desplomaron al igual que sus precios, según un informe divulgado por Nikki Fried, secretaria de Agricultura estatal y única demócrata en un puesto ejecutivo en el Gobierno de Florida.
El análisis detalla que los precios de las calabazas y calabacines, dos verduras de temporada, pasaron de 28 a 3 dólares por caja en una semana. Hasta el 15 de abril las pérdidas en Florida, considerado el segundo mayor productor de cultivos especializados de temporada del país, como arándanos, fresas, tomates, pimientos y pepinos entre otros, podían superar los 522,5 millones de dólares, precisa el documento.
Fried lamentó que el cierre de compradores de gran volumen, como los parques temáticos, restaurantes, instalaciones de procesamiento de alimentos, líneas de cruceros, distritos escolares debido a la COVID-19 dejó a los agricultores y consumidores minoritarios en el limbo.
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“De estos trabajadores que se enfrentan a importantes pérdidas de cosechas y desafíos de mercado sin precedentes, depende el crítico acceso seguro a los suministros de alimentos del estado”, recordó Fried.
Los agricultores y sus trabajadores se han tenido que adaptar al nuevo coronavirus y soportar las altas temperaturas bajo el sol con guantes y mascarillas para evitar el contagio del producto y de ellos mismos.
Para los obreros, que ahora están más vigilantes que nunca y limpian constantemente el producto antes de enviarlo a sus clientes, el distanciamiento social y la desinfección continua se han convertido en la norma.
El informe señala que la problemática se agrava debido a las “prácticas desleales de comercio exterior” con México y la ausencia de un acceso rápido al paquete de 19 mil millones de dólares de asistencia federal aprobado para el sector agrícola del país en días pasados.
Sam Accursio, que se ha dedicado desde hace 40 años a los cultivos de pepino, judías, calabacín, maíz y calabaza en Homestead, al sur de Miami, hizo un llamado a frenar la desventajosa competencia de productos de Latinoamérica.
“Lo que necesitamos de nuestro gobierno estatal es que se limiten las importaciones, porque la competencia con América Central y América del Sur no es justa”, dijo el agricultor quien explicó que en Estados Unidos los costes de producción son más elevados al “respetar” los derechos humanos y el impacto medioambiental.
En ese sentido Nikki Fried subrayó que el mercado estadounidense está saturado con los altos volúmenes de productos mexicanos importados a precios “injustos” y precisó que el problema se ha intensificado debido a que México y Florida tienen unas “casi idénticas” temporadas de cultivo.