El avión que transportaba al expresidente boliviano Evo Morales aterrizó este martes 12 de noviembre en México, donde se le concedió asilo luego de ser obligado a renunciar en medio de protestas en Bolivia por una disputada elección.
Morales, quien recibió asilo de México por “razones humanitarias” y al considerar que su vida corría peligro, aterrizó en el hangar Sexto Grupo Aéreo Internacional, antiguo hangar presidencial, del aeropuerto de la Ciudad de México minutos después de las once de la mañana hora local.
Al llegar al aeropuerto de la capital mexicana, Morales saludó con la mano nada más poner un pie fuera del avión y fue recibido por el canciller mexicano, Marcelo Ebrard.
El boliviano viajó acompañado del ex vicepresidente de Bolivia, quien también renunció al cargo, Álvaro García Linera.
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En las cercanías de la terminal aérea se produjo este martes una tensa protesta de policías federales contrarios a la creación de la Guardia Nacional, un nuevo cuerpo de seguridad impulsado por el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador
En sus primeras palabras, Morales, tachó de “golpe de Estado” lo acontecido en Bolivia tras las elecciones del 20 de octubre.
“En la última etapa, lamentablemente, al golpe político y cívico se sumó la Policía Nacional”, reprochó Morales, quien acusó a los opositores de haber quemado actas electorales y sedes sindicales, así como de haber asaltado su casa y la de su hermana en Cochabamba. Incluso “hicieron renunciar a dos alcaldes de ciudades importantes como Sucre y Potosí”, expresó.
“Para que no haya más hechos de sangre ni más enfrentamientos hemos decidido renunciar”, expresó sobre su dimisión el pasado domingo.
Al final de su breve discurso, Evo Morales, tras un periplo aéreo que comenzó la noche del lunes en Bolivia, volvió a dar de nuevo las “gracias a México y a sus autoridades”. Además, reiteró que mientras “tenga vida” seguirá en la política y “en la lucha”, y reivindicó que durante su Gobierno logró acabar con la “opresión”.
Evo Morales dijo que su único “delito” es ser “indígena” y que su único “pecado” fue el de implementar “programas sociales para los más humildes” en Bolivia. Morales se declaró “antiimperalista” y dijo que pese al “golpe” no va a cambiar “ideológicamente”.