En un país donde las tensiones raciales afinan el alma de su fundación, el retiro de la candidatura por la presidencia de los Estados Unidos anunciada por Julián Castro, el único aspirante de ascendencia latinoamericana en el track, es relevante.
El líder demócrata obtuvo de la difícil situación que ha generado la política de migración del presidente Donald Trump, datos que lo llevaron a anunciar en enero de 2019 que estaría presente en las primarias para las presidenciales de 2020.
Sin embargo hoy el exalcalde de San Antonio, Texas, anunció la suspensión de su campaña para llegar a la Casa Blanca.
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“He determinado que simplemente no es nuestro momento”, dijo el político latino en un vídeo divulgado por su oficina de campaña.
It’s with profound gratitude to all of our supporters that I suspend my campaign for president today.
I’m so proud of everything we’ve accomplished together. I’m going to keep fighting for an America where everyone counts—I hope you’ll join me in that fight. pic.twitter.com/jXQLJa3AdC
— Julián Castro (@JulianCastro) January 2, 2020
Castro, de 45 años y que fue secretario de Vivienda en el Gobierno de Barack Obama (2009-2017), se había situado en el ala progresista del partido demócrata y había remarcado sus orígenes humildes como nieto de una inmigrante mexicana.
Pese a ello y a varias buenas actuaciones en los debates demócratas, había mostrado problemas para elevar su perfil, fortalecer su recaudación y sobresalir en una reñida contienda donde se mantienen más de una docena de aspirantes.
“No he acabado de luchar. Seguiré trabajando hacia una nación en la que todo el mundo cuente, una nación donde todo el mundo pueda tener un buen trabajo, buena atención sanitaria y un lugar decente para vivir”, agregó.
“La esperanza hispana” se ha perdido con esta dimisión, no por el acto en sí, sino porque la nación aún no tiene el espíritu correcto para llevar al Salón Oval a un integrante de la segunda minoría étnica, así como lo hizo con Barack Obama, claro ejemplo del encumbramiento político de los afroamericanos.
La salida de Castro se produce a apenas un mes de la primera cita electoral que tendrá lugar en los “caucus” de Iowa, el próximo 3 de febrero.
Existen datos que seguro entusiasmaron a Castro, como el hecho de que en el 2015 el poder adquisitivo de la comunidad latina se estimó en US$1.5 billones, cantidad semejante al Producto Interno Bruto de México, para ese mismo año. Los analistas anotan que esto ha creado mercado propios a lo interno de los Estados Unidos dirigidos a esa población.
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Las encuestas sitúan, por ahora, al exvicepresidente Joe Biden como el favorito para lograr la nominación demócrata, seguido por los senadores Bernie Sanders y Elizabeth Warren; y el alcalde de South Bend (Indiana), Pete Buttigieg.
A más distancia, entre otros, figuran los también senadores Amy Klobuchar y Cory Booker, el emprendedor Andrew Yang, la congresista Tulsi Gabbard y el multimillonario Tom Steyer.