La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA por sus siglas en inglés) reportó que el planeta está en su peor condición física en la historia.
La científica Jessica Blunden aseguró que es como hablar con un paciente que no quiere escuchar las recomendaciones de su doctor, pues los datos de la emergencia climática están ahí, pero no hay respuesta.
Por ejemplo, la Tierra tuvo en julio su mes más caluroso en 142 años de registros, de acuerdo a funcionarios de meteorología de Estados Unidos.
Con olas de calor en diversas partes de Estados Unidos y Europa, el planeta tuvo el mes pasado una temperatura promedio de 16,73 grados Celsius (62,07° Fahrenheit), superando el máximo histórico de julio de 2016, que fue igualado el mismo mes de 2019 y 2020. El margen fue de apenas 0,01° C (0,02° F).
Los últimos siete julios, de 2015 a 2021, han sido los más calurosos de los que se tenga registro, señaló la climatóloga de la NOAA Ahira Sanchez-Lugo. El mes pasado fue 0,93° C (1,67° F) más caliente que el promedio de julio en el siglo XX.
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«Esto es el cambio climático», señaló el científico climático de la Universidad Estatal de Pensilvania Michael Mann. «Es un signo de exclamación en un verano de calor, sequía, incendios forestales e inundaciones sin precedentes».
«Es un récord que se repite una y otra vez», dijo Jessica Blunden, científica climática de la NOAA que ha codirigido los informes del «Estado del clima» durante 11 años. «Las cosas se vuelven más y más intensas cada año porque las emisiones ocurren todos los años».
La evaluación de la NOAA, publicada esta semana en el Boletín de la Sociedad Meteorológica Estadounidense, se basa en el trabajo de 530 científicos de 66 países. El CO2 continúa creciendo y ahora lo acompaña el misterioso metano.
En la atmósfera, los investigadores no encontraron evidencia de que la caída del 6 al 7 por ciento del año pasado en las emisiones globales anuales tuviera un efecto duradero. Las aproximadamente 2 gigatoneladas de dióxido de carbono que no se emitieron durante las paradas más severas relacionadas con la pandemia se han visto eclipsadas por las más de 1,500 gigatoneladas que los humanos han liberado desde que comenzó la Revolución Industrial.
El dióxido de carbono habitualmente permanece en la atmósfera durante unos cientos de años. Los seres humanos tendrán que dejar de emitir durante mucho más tiempo para provocar una baja significativa en las concentraciones.