Algunos expertos reconocen que una dieta hiperproteica a corto plazo puede ser vital en personas con sarcopenia, por ejemplo, pero también es un riesgo para las personas sanas consumir mucha proteína sin supervisión profesional.
La efectividad de las dietas hiperproteícas no ha sido demostrada a largo plazo, al menos, así lo asegura un informe del Comité de Nutrición de la Asociación Americana del Corazón (AHA), y además presentan riesgos potenciales para la salud cuando se siguen durante mucho tiempo, nuevamente sin supervisión profesional.
Hace algunos años, la Organización Mundial de la Salud estableció que la ingesta diaria de proteína recomendada para un adulto sano es de 0,8 gramos por kilogramo de peso corporal. Es una cifra que también avala la Fundación Española de Nutrición (FEN), y es destacable ya que en el país europeo al menos 30% de la población podría estar excediendo los límites recomendados.
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Un reportaje de El País determinó que el marketing en Estados Unidos fue el inicio del boom proteico, pero no es nuevo. «El bombardeo de los extras de proteínas empezó hace unos 15 años en Estados Unidos. Allí, los analistas de mercado observaron que cualquier cosa a la que se le añadiera la palabra “proteína” vendía más, mejor y un poco más caro».
Un estudio publicado en 2021 en la American Journal of Physiology , Endocrinology and Metabolism determinó que aumentar la ingesta de proteínas por encima de las cantidades recomendadas no potenciaba el crecimiento muscular tras los entrenamientos de fuerza en adultos de mediana edad.
«Si no puede obtener toda la proteína que necesita de los alimentos integrales, entonces está bien aumentar su consumo a través de suplementos de proteínas», dijo al Clarín Katie Dodd, dietista registrada y fundadora del blog Geriatric Dietitian.
Lo ideal antes de cambiar radicalmente la ingesta de alimentos o estilo de vida, es acudir a un especialista pues cada caso es distinto.