El papa Francisco llamó este domingo a «deponer las armas» en Siria y a «reconstruir el tejido social», con motivo del décimo aniversario de la mortífera guerra que azota al país.
«Renuevo mi más sincero llamamiento a las partes en conflicto para que den muestras de buena voluntad, para que se abra un rayo de esperanza para la población exhausta», suplicó el papa tras la tradicional oración del Ángelus en la plaza de San Pedro.
«Espero también un compromiso constructivo, decisivo y renovado de solidaridad por parte de la comunidad internacional para que, una vez depositadas las armas, se pueda reconstruir el tejido social y se pueda iniciar la reconstrucción y la recuperación económica», agregó.
El Papa Francisco lamentó que diez años del «sangriento conflicto en Siria» desembocaran en «uno de los mayores desastres humanitarios de nuestro tiempo: un número indeterminado de muertos y heridos, millones de refugiados, miles de desaparecidos, destrucción, violencia de todo tipo».
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La guerra en Siria, que está entrando en su undécimo año, ha dejado al menos 388.652 muertos, informó el domingo el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Según la ONG con sede en el Reino Unido, cerca de 117.388 civiles, entre ellos más de 22.000 niños, han muerto desde el estallido del conflicto en 2011, y precisa que los ataques del régimen sirio y de las milicias aliadas son responsables de la mayoría de las muertes de civiles.
El recuento anterior del OSDH, publicado en diciembre de 2020, ascendía a más de 387.000 personas fallecidas desde el comienzo de la guerra. Según su director, Rami Abdel Rahman, se trata del menor aumento anual de muertes desde el comienzo de los combates.
El OSDH también documentó al menos 16.000 muertes en cárceles gubernamentales y centros de detención.
No obstante, según el OSDH, el balance está subestimado pues no incluye a unas 88.000 personas que habrían muerto como consecuencia de las torturas en las prisiones del régimen.
El gobierno sirio controla actualmente más del 60% del territorio de Siria tras una serie de victorias de sus fuerzas, apoyadas por Rusia, obtenidas desde 2015 contra los yihadistas y los rebeldes.