Agentes de la Seguridad del Estado cubano se enfrentaron con activistas de la comunidad LGBTI y simpatizantes de este colectivo que asistieron el pasado sábado al Parque Central de La Habana para manifestarse a favor de la diversidad en la Isla.
Al menos cuatro personas fueron aprehendidas entre quienes se encuentran los activistas Iliana Hernández, Oscar Casanella, Ariel Ruiz Urquiola y Boris González Arenas.
La marcha había sido convocada por activistas independientes como respuesta a la cancelación de la tradicional Conga contra la Homofobia, organizada por el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) que dirige la diputada a la Asamblea Nacional, Mariela Castro, hija del exgobernante y presidente del partido comunista de Cuba, Raúl Castro.
El Cenesex había llamado a boicotear la esta marcha independiente, asegurando que había sido organizada en Miami. Muchos activistas LGBTI se sintieron frustrados por las razones que dio la organización oficialista para cancelar la conga, entre ellas que el evento podría ser aprovechado por “grupos contrarios al Cenesex que utilizan lo sucedido con la conga como arma contra nuestra institución, y a través de ella, contra el Estado, el gobierno y el Partido”.
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Desde poco antes de las 4:00 de la tarde decenas de activistas se fueron reuniendo en el Parque Central para marchar contra la homofobia. Era visible el despliegue policial en áreas del municipio Centro Habana y habían apostados policías cada 50 metros en el área donde se tenía previsto que se efectuara la manifestación.
Bajo el lema “por una Cuba diversa”, un número cada vez mayor de activistas se fue reuniendo en el Parque Central ante la mirada de los policías. Cerca de las 4:30 de la tarde el grupo comenzó a caminar hacia Malecón por el Paseo del Prado.
Varios participantes declararon a la prensa que no se estaban manifestando “en contra de nada” sino “a favor” de sus derechos y recalcaron que se trataba de una celebración pacífica.
Con banderas arcoíris y al grito de “¡sí se pudo!” y otros cánticos alegres, la multitud marchó de forma pacífica y sin incidentes en medio de una fuerte presencia policial hasta el final de la avenida, donde fueron interceptados por agentes policiales y de la Seguridad del Estado.
Fue entonces cuando comenzaron los choques, ya que las autoridades pidieron a los manifestantes que se dispersaran alegando que se trataba de una marcha no autorizada, mientras varios de los activistas replicaban que no necesitaban permiso para ejercer su derecho a pasear por la capital.
Los enfrentamientos, que finalizaron con personas detenidas, se precipitaron cuando los manifestantes ignoraron las advertencias policiales y trataron de continuar su camino hacia el Malecón, supuestamente para dirigirse a una fiesta programada dentro de la agenda oficial de actos de la jornada cubana por los derechos LGTBI que organiza el Cenesex.
Al lugar llegó un autobús de transporte urbano con numerosos policías y agentes vestidos de civil que acudieron a dispersar la marcha entre las airadas protestas de los asistentes.
Finalmente varias decenas de manifestantes decidieron hacer una sentada y “besada” en medio del Paseo del Prado.