Dos estudios señalaron que un tipo de aceite puede ayudar a bajar el colesterol, los niveles de insulina y la grasa abdominal. Se trata del aceite de orujo de oliva.
Este no tan conocido producto culinario está hecho a base de aceituna, las investigaciones se realizaron en el Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición (ICTAN) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, y afirmó que tiene más beneficios que los aceites elaborados con semillas.
Antiguamente se llamaban orujos a los restos de aceituna que quedaban tras haber extraído el aceite de oliva virgen. Estaban formados por la pulpa, los huesos, agua y una cantidad residual de aceite de oliva, aproximadamente entre el 2% y el 3%.
Este aceite de orujo tiene el mismo perfil de ácidos grasos que si hubiera sido extraído mediante procesos físicos. No obstante, al igual que los aceites lampantes, tienen una acidez y unos aromas y determinados. El aceite de orujo refinado se mezcla con aceites vírgenes o vírgenes extra que le aportan el sabor, el color y los aromas.
Puedes leer: Al menos el 95% de los estadounidenses no consume fibra
En teoría, se usa el 20% de la aceituna para obtener el aceite de oliva en sus tres categorías (oliva virgen extra, oliva virgen y oliva). El 80% restante es alpeorujo u orujo graso húmedo, compuesto por agua, piel, hueso y el aceite restante tras la primera molturación de la aceituna.
Los estudios han comparado el efecto del consumo del aceite de orujo de oliva con el de girasol alto oleico. Los resultados mostraron que el producto del olivar presenta ventajas que no ofrecen los elaborados con las semillas.
¿Cuánto se debe consumir? Para obtener los beneficios, la cantidad media que se recomienda ingerir al día es de 45 gramos, unas cuatro cucharadas que deben suponer el 20% de la energía que aporta la alimentación.