El virus de la COVID- 19, también llamado SARS-CoV-2, es algo nuevo. Nunca antes había pasado algo similar. Por eso la información avanza como los estudios y descubrimientos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha encargado de esclarecer los mitos y verdades sobre la enfermedad, pero las cosas han cambiado. Al principio no había mucha información ni registro sobre lo que sucedía con las mascotas y el virus, ahora hay otro panorama.
Principalmente, la COVID‑19 se propaga por transmisión entre seres humanos. La mayoría de estos tipos de virus tiene su origen en animales, no es el primer coronavirus que enfrenta la humanidad, pero sí es el primero tan contagioso. La posible fuente animal de la COVID‑19 aún no ha sido confirmada, pero se está investigando.

Varios perros y gatos (gatos domésticos y un tigre) en contacto con humanos infectados han dado positivo para la COVID‑19. Además, los hurones parecen ser susceptibles a la infección. «En condiciones experimentales, tanto los gatos como los hurones pudieron transmitir la infección a otros animales de la misma especie, pero no hay pruebas de que estos animales puedan transmitir la enfermedad al ser humano y desempeñar un papel en la propagación de la COVID‑19 pues se propaga principalmente a través de las gotículas producidas por una persona infectada al toser, estornudar o hablar», aseguró la OMS en su página web.
No obstante, es recomendable que los enfermos y las personas de alto riesgo limiten el contacto con las mascotas y otros animales. Hay que seguir implementando las medidas básicas de higiene y prevención: lavarse las manos después de tocar los animales, su comida o sus objetos y especialmente, evitar besos.
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De acuerdo a la Organización Mundial de Sanidad Animal, los gatos son los animales más susceptibles al virus.
«Los perros parecen ser susceptibles a la infección, aunque menos que los hurones y los gatos. En entorno de laboratorio también se infectaron murciélagos frugívoros (Rousettus aegyptiacus) que no mostraron signos de enfermedad. Los murciélagos frugívoros infectados son capaces de transmitir la infección a otros murciélagos frugívoros», explica la institución.
La propagación actual del COVID-19 es el resultado de una transmisión de humano a humano. Hasta la fecha, no existe evidencia de que los animales tengan un rol epidemiológicamente relevante en la propagación de la enfermedad humana.