La temporada de huracanes que comenzó el pasado 15 de mayo mantiene preocupados a los científicos de Florida porque los pronósticos parecen estar equivocados.
Ya pasó agosto, considerado como el mes pico de la temporada, y ningún vendaval se ha desatado. Se asegura que los meteorólogos y residentes del sur de Florida acostumbrados a esos vendavales hablan con susurros como para no tentar al diablo.
Cada vez que los meteorólogos y los simuladores de sus ordenadores creen que se avecina una tormenta fuerte, no ocurre nada. Es la primera vez desde 1941 que no hay temporales grandes en el Atlántico desde el 3 de julio hasta fines de agosto.
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“Todo está sorpresivamente tranquilo”, comentó el investigador de la Universidad de Miami, Brian McNoldy. Dijo que la tormenta tropical Colin se diluyó el 2 de julio y desde esa vez no ha habido nada.
En el sur de Florida mucha gente toca madera para que no ocurra nada malo este año. Saben por experiencia que los huracanes son devastadores y recuerdan los estragos que dejó el huracán Andrew en agosto de 1992, uno de los ciclones tropicales más destructivos que hayan impactado en Estados Unidos durante el siglo XX.
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Por ahora nadie puede cantar victoria. La temporada de huracanes en el Atlántico alcanza su pico alrededor del 10 de septiembre y dura hasta fines de noviembre. El huracán Andrew causó estragos en un año muy tranquilo como el actual, por eso nadie puede bajar la guardia.