Este viernes Tonga recibió un cargamento de 250.000 litros de agua potable como parte de la movilización internacional de ayuda humanitaria luego que las autoridades de la nación polinesia solicitaran a la ONU asistencia urgente para afrontar responder a la situación causada por la reciente erupción volcánica y el posterior tsunami.
Las islas Tonga viven una grave falta de agua potable a casi una semana de la erupción del volcán en ese archipiélago, una catástrofe que ha sido comparada por especialistas con la explosión de “una bomba atómica”.
En Tongatapu, la isla principal, “fue como una bomba atómica, toda la isla tembló debido al ruido causado por la erupción”, dijo en entrevista telefónica con la AFP Sione Taumoefolau, secretario general de la Cruz Roja de Tonga.
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La erupción del volcán Hunga Tonga-Hunga Ha’apai el pasado sábado 15 de enero desencadenó un tsunami que dejó a la pequeña nación del Pacífico sur aislada del resto del mundo tras la ruptura del cable de comunicaciones que unía el archipiélago a Internet.
Actualmente el agua y otros bienes de primera necesidad están llegando en barcos y aviones mientras que Australia informó este viernes que el desastre provocó “daños críticos en infraestructuras y asentamientos remotos de Tonga”, según indica el último vuelo de reconocimiento sobre parte de este archipiélago formado por 169 islas y 105.000 habitantes.
La salinización de los acuíferos a causa del tsunami sumada a su contaminación a causa de las cenizas volcánicas ha ocasionado que la escasez de agua potable sea uno de los problemas más apremiantes que afronta Tonga.
Con el propósito de mitigar esta carencia, el buque HMNZS Aotearoa de la Marina neozelandesa arribó este viernes al puerto de la capital tongana cargado con 250.000 litros de agua y una planta de desalinización con capacidad de producir 70.000 litros al día.
El gobierno de Nueva Zelanda informó que esta noche zarpará otro navío con la misión de entregar insumos destinados a “purificar agua” y también participar en tareas de remoción de escombros y construcción, mientras que ya se encuentra en camino un navío australiano con miles de litros de agua.
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La situación continúa siendo difícil por la falta de ayuda humanitaria y la colosal operación de limpieza de cenizas que deben hacer los habitantes. Un avión C-130 Hércules de las Fuerzas de Defensa neozelandesas tiene previsto partir el sábado 22 de enero con un nuevo cargamento de suministro de emergencia.
La entrega de ayuda “sin contacto” tiene que cumplir los estrictos protocolos contra la pandemia implementados en Tonga, que permanece libre de la COVID-19 y solo ha detectado un caso importado desde el inicio de la crisis sanitaria mundial.
“Coordinar nuestras llegadas nos permite gestionar varios factores importantes, incluido garantizar que no haya riesgo de transmisión de la COVID-19 entre las tripulaciones de vuelo”, apuntó el Gobierno australiano al asegurar que “todos los miembros de la tripulación deben tener un resultado negativo del virus antes de embarcar”.