Tras determinarse que el mercado civil muestra niveles de saturación con respecto a la oferta de rifles de asalto, Colt’s Manufacturing Company ha decidido suspender la producción de estas armas de alto poder, incluido el tristemente célebre AR-15.
El tema de las armas en la nación siempre toca sensibilidades y esa fue una de las razones para que la empresa fundada en 1836 aclarara que su compromiso con el mercado civil es “inquebrantable”, así como su apego a la Segunda Enmienda de la Constitución estadounidense, que protege el derecho a poseer armas.
Dennis Veilleux, director ejecutivo de Colt, informó por medio de un comunicado que “en los últimos años, el mercado de fusiles deportivos modernos ha experimentado un exceso significativo de capacidad de fabricación”.
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“Dado este nivel de capacidad de fabricación, creemos que hay un suministro adecuado de rifles deportivos modernos para el futuro”, añadió.
La noticia toma los medios de comunicación cuando aún están frescas las heridas físicas y psicológicas de los tiroteos como el de El Paso (Texas) o Dayton (Ohio).
De acuerdo a un estudio conducido utilizando la base de datos de Mother Jones de tiroteos masivos ocurridos en el período 1982-2018, en aproximadamente la mitad de esas matanzas se emplearon cargadores de alta capacidad. En seis de los diez tiroteos masivos más mortales se utilizaron rifles semiautomáticos como el AR-15 o similares.
Colt’s Manufacturing Company insistió en seguirá produciendo estos fusiles para sus contratos militares y policiales con el Gobierno.
“Nuestros combatientes y fuerzas del orden continúan demandando rifles Colt y tenemos la suerte de haber recibido importantes contratos militares y policiales. Actualmente, estos contratos de gran volumen están absorbiendo toda la capacidad de fabricación de rifles de Colt”, dijo Veilleux.
El fusil de asalto AR-15 es el más popular en Estados Unidos y ha sido utilizado en múltiples de los recientes tiroteos en el país, como el del instituto de Parkland (Florida) en 2018 o el de la discoteca Pulse de Orlando (Florida) en 2016.
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Su comercialización es uno de los puntos en el recurrente debate sobre el control de armas en el país.
Sin ir más lejos, el precandidato demócrata a la Casa Blanca Beto O’Rourke prometió durante un debate la semana pasada que de ganar las elecciones confiscará los fusiles de asalto tipo AR-15 o AK-47 de los hogares estadounidenses.