La canciller alemana, Angela Merkel, alertó este lunes sobre el creciente debate en su país en torno a la relajación de las restricciones en la vida social y la actividad económica y cómo puede dañar los frágiles avances contra la COVID-19.
Según informan medios alemanes, en una videoconferencia de la dirección de su partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU), Merkel se mostró preocupada por la posibilidad de que la premura por reabrir negocios y permitir actos públicos en algunos estados federados de al traste con la contención de la pandemia.
Merkel se graduó con honores con un doctorado en química cuántica, es una de las jefas de gobierno más calificadas. Alemania, a pesar de haber sido golpeada por el virus, ha logrado comenzar a aplanar su curva y tiene una tasa de mortalidad mucho más baja que la mayoría de los otros países.
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A su juicio, esto eleva fuertemente el riesgo de una recaída, pues transmite a la ciudadanía la sensación de que se ha superado la crisis, lo que conllevaría una relajación de las actuales prevenciones, como la distancia social, el lavado frecuente de manos y las mascarillas.
Había prevenido hace una semana que el sistema de salud alemán podría «desbordarse» si se daba cualquier nuevo aumento de la tasa de infección.
Con un índice «de 1,1, podríamos alcanzar los límites de nuestro sistema de salud en términos de camas en reanimación de aquí a octubre», alertó. Con una «tasa de 1,2, llegaríamos a los límites de nuestro sistema de salud en julio. Con un índice de 1,3, nos situaríamos ya en junio», detalló.
Alemania no optó por un confinamiento estricto, impuso grandes restricciones en todo el territorio, desde el cierre de las escuelas y lugares culturales hasta la prohibición de reuniones de más de dos personas.