La ciudad de Wuhan en China, lugar donde nació el SRAS-CoV-2 que produce la enfermedad COVID-19, y que fue la primera urbe del mundo que detuvo todas sus actividades por causa del mortal nuevo coronavirus, paulatinamente retorna a una situación que podría describirse como normal después de meses de miedo y ansiedad.
Las secuelas de la pandemia que durante casi 80 días mantuvo cerrada la ciudad, al igual que gran parte de la provincia circundante de Hubei, se encuentran latentes en muchos ciudadanos preocupados por un segundo brote y negocios que luchan por recuperarse.
A mediados de diciembre de 2019 fueron detectados los primeros casos conocidos del virus y en las semanas que siguieron el número de casos aumentó de forma vertiginosa. Desde el 23 de enero hasta el 8 de abril los residentes de Wuhan no pudieron abandonar la ciudad.
Sin embargo, y a pesar de los intentos por detener la propagación del virus, la enfermedad ha infectado a más de 2,6 millones de personas en todo el mundo, mientras el brote parece estar bajo control en Wuhan sin que se hayan reportado nuevos casos o muertes en la provincia de Hubei según las últimas cifras publicadas la semana pasada.
Te puede interesar:OMS bautiza con el nombre Covid-19 al coronavirus de Wuhan
Las calles que estaban acordonadas detrás de los puestos de control de la policía ahora están abiertas al tráfico, mientras que algunos espacios públicos se preparan para permitir que la gente vuelva a entrar. Pero eso no significa que la gente haya bajado la guardia y decidido levantar las restricciones impuestas debido a la pandemia.
Casi todos los ciudadanos que en la actualidad caminan por las calles continúan practicando el distanciamiento social y muchos establecimientos comerciales, incluyendo las grandes cadenas de tiendas, han trasladado sus mercancías y servicios a la acera para evitar la necesidad de que los clientes se congreguen dentro.
El propietario de un negocio local ubicado frente a un centro de convenciones de Wuhan, dijo a la cadena de noticias CNN que desde que reabrió en abril ha habido muy pocos clientes. “La situación ahora no es muy optimista. Incluso después de que los negocios reabrieron, no hay mucha gente. Estoy un poco preocupado por esto. No sé cuándo mi negocio podrá recuperarse”, se lamentó.
Wuhan es una metrópoli en expansión y uno de los mayores centros industriales y de transporte de China que durante mucho tiempo se ha considerado el motor económico del centro del país.
Debido a la pandemia, sólo en el primer trimestre del 2020 la economía de Hubei se contrajo casi un 40% según la agencia estatal de noticias Xinhua, y aunque algunas tiendas ya están abiertas y la gente está regresando a los lugares públicos, no hay nada del bullicio que alguna vez caracterizó a Wuhan.
Por cada tienda abierta hay una cerrada. Más de dos semanas después de que el cierre terminara los restaurantes sólo pueden vender comida para llevar y los gimnasios permanecen cerrados.
En las calles muchos ciudadanos siguen saliendo ataviados con su equipo de protección que incluye traje de plástico para ambientes peligrosos. Al atender a los clientes algunos dueños de tiendas no sólo usan máscaras faciales sino también guantes.