«Mientras ustedes aplaudan, yo sigo cantando», decía Vicente Fernández en cada concierto. La gente le tomaba la palabra y palmeaban hasta prolongar el espectáculo por cuatro o cinco horas.
Esa era una de las marcas registradas del «Chente», el apodo con que se conocía en México. Este domingo, a los 81 años, Vicente Fernández falleció. La información fue confirmada por su familia a través de su cuenta oficial en Instagram.
De esta manera se marca el término de la época de los grandes intérpretes de la música regional mexicana, un período que inició con Tito Guízar en los años 30, Pedro Infante en la década posterior y siguió con Jorge Negrete, Javier Solís y José Alfredo Jiménez. Fernández era el heredero de esta saga, y unas de las voces más reconocidas de Hispanoamérica. Hasta ahora no existe un artista de ese género musical que ocupe su puesto.
El cantante se encontraba hospitalizado, después de una recaída del accidente que tuvo en su habitación el pasado mes de agosto.
Su familia había informado, a través de la cuenta oficial de Instagram del cantante, que su estado de salud era grave a causa de una caída en su rancho «que generó un traumatismo raquimedular a nivel de la columna cervical». El equipo médico que lo operó estuvo las semanas siguientes informando por redes sociales sobre su estado de salud –dependiente de apoyo ventilatorio y de una sonda para alimentarse.
Puedes leer: Artistas y familiares se despiden de Carmen Salinas
Después de varios días de estar bajo observación en un hospital de Guadalajara, Fernández pudo volver a casa por unos días. Pero este viernes uno de sus hijos y un médico contaron al diario Reforma que el cantante estaba de nuevo hospitalizado y en estado crítico por un cuadro de neumonía. El cantante falleció tras un empeoramiento de su condición pulmonar, según informó la familia.
Vicente Fernández Gómez nació el 17 de febrero de 1940 en Huentitán El Alto, en ese entonces un barrio rural al norte de Guadalajara, Jalisco. Su padre quería construir un rancho ganadero, pero sólo pudo comprar unas cuantas reses que cuidaba en un establo pequeño.
Cuando terminó la educación primaria, Chente empezó a ordeñar vacas, porque no quiso seguir estudiando. Pero la venta de leche fue insuficiente y entonces la familia siguió el camino de miles de jaliscienses pobres y emigró a Tijuana, Baja California.
En la ciudad fronteriza con Estados Unidos, Vicente trabajó como albañil, pintor y ebanista. A mediados de los 60 Fernández emigró a Ciudad de México donde cantaba en restaurantes, centros nocturnos y fiestas particulares.
Fernández grabó más de cien discos y álbumes, además de participar en una veintena de películas.