Colombia es una nación sudamericana bendecida por una rica diversidad cultural, y es cuna de dos géneros musicales emblemáticos: el vallenato y la cumbia. Pese a que el país es conocido como el de los mil ritmos, estos dos destacan. Estos sonidos, profundamente arraigados a la identidad nacional, han trascendido fronteras, conquistando corazones y cautivado oyentes.
El vallenato: Un canto a la tierra y al amor
Nació en la región del Caribe colombiano. El vallenato se caracteriza por su sonido alegre y vibrante. El acordeón, la caja vallenata (pequeño tambor que se toca con las manos), y la guacharaca (pedazo de madera con ranuras que se raspan con un peine de alambre), conforman la triada instrumental que le da vida a este género, acompañando a las sentidas letras que narran historias de amor, desamor, la vida cotidiana en el campo y las tradiciones locales.
Figuras legendarias como Diomedes Díaz, Rafael Orozco y Carlos Vives -con su propia versión del género-, han dejado una huella imborrable en el vallenato, catapultándolo en el ámbito internacional y convirtiéndolo en un ícono de la cultura colombiana. Festivales como el legendario en Valledupar atraen a miles de visitantes cada año, ansiosos por presenciar las virtuosas interpretaciones de los acordeoneros y disfrutar de la contagiosa energía que solo este ritmo puede ofrecer.
Puedes leer: Shakira deslumbró en la final de la Copa América 2024
La cumbia: Un baile que une culturas
La cumbia, por su parte, se origina en las costas, donde la mezcla de culturas africana e indígena dio lugar a este ritmo hipnótico y sensual. También hubo melodías españolas involucradas, además, influenciado por el jazz y el folklore de su patria, el maestro Lucho Bermúdez se transformó rápidamente en el Benny Goodman colombiano.
El compás de la cumbia, marcado por el tambor alegre y las gaitas, invita a celebrar y bailar. Las letras, cargadas de alegría y picardía, narran historias de pesca, amores fugaces y la belleza de la vida junto al mar.
Hay nombres de grandes exponentes como Goyo, Totó la Momposina, Lucho Bermúdez y Pancho Galán, quienes han llevado la cumbia a los escenarios más importantes del mundo, cautivando a audiencias con su contagiosa energía y su conexión profunda con las raíces afrocolombianas.
Destacable Totó quien empezó su carrera en los años 60 y acompañó a Gabriel García Márquez a recibir el Premio Nobel y cantó durante el evento.
El vallenato y la cumbia son mucho más que géneros musicales: son expresiones del alma colombiana, que narran historias, evocan emociones y conectan a las personas con sus raíces. Su legado cultural invaluable los convierte en tesoros celebrados por distintas generaciones.