Un estudio publicado en la revista científica Lancet Infectious Diseases determinó que las vacunas contra el COVID-19 evitaron un escenario «catastrófico», de no haber existido habrían muerto 20 millones de personas más en todo el mundo. Hasta ahora han muerto unos 6.3 millones.
Se salvaron vidas, pero debieron ser más: se habrían evitado 600,000 muertes adicionales si se hubiera cumplido el objetivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de una cobertura de vacunación del 40% para finales de 2021, estimó la publicación.
El estudio señala además que la mayoría de muertes evitadas fueron en países de ingresos altos y medios (12.2 millones de 19.8 millones), lo que refleja las desigualdades en el acceso a la vacunación en el mundo. Este trabajo es el primero que intenta evaluar los decesos evitados directa o indirectamente tras el inicio de la campaña de inmunización contra el COVID-19.
«Millones de vidas se hubieran salvado probablemente haciendo las vacunas disponibles para la gente de todo el mundo», dijo el líder del estudio, Oliver Watson, del Imperial College de Londres y la London School of Hygiene and Medicina tropical.
La pandemia causó oficialmente la muerte de 6.3 millones de personas en el mundo, según la OMS. Sin embargo, la cifra real, contando víctimas directas e indirectas, puede ser de 15 millones, tal como reconoció la institución el mes pasado.
«Catastrófico sería la primera palabra que me viene a la mente», afirmó Watson sobre el resultado si las vacunas no hubieran estado disponibles para combatir el coronavirus. Los hallazgos «cuantifican cuánto peor podría haber sido la pandemia si no tuviéramos estas vacunas».
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«La vacunación contra la COVID-19 ha alterado sustancialmente el curso de la pandemia, salvando decenas de millones de vidas en todo el mundo. Sin embargo, el acceso inadecuado a las vacunas en los países de bajos ingresos ha limitado el impacto en estos entornos, lo que refuerza la necesidad de equidad y cobertura mundial de vacunas», señaló la investigación.
El proceso
El equipo aplicó un modelo de transmisión de COVID, incorporando lo que sabemos ahora sobre la enfermedad y las vacunas, a tres situaciones: una en la que no había vacunas disponibles, otra en la que se entregaron vacunas, pero no redujeron la transmisión, y tercero, el escenario que realmente se desarrolló, con vacunas efectivas implementadas, en algunas partes del mundo, en un tiempo récord.
Luego, tomaron la cantidad de muertes por COVID estimadas de la primera situación, si no existieran vacunas, y restaron la cantidad de muertes por COVID observadas en la tercera situación para determinar cuántas muertes se evitaron.
En la investigación se exponen también beneficios indirectos de la vacunación. Si bien la mayor parte del beneficio de las vacunas proviene de la protección directa (es menos probable que las personas se infecten o mueran a causa de la enfermedad después de la vacunación), también existe un grado de protección indirecta. Es decir, las vacunas reducen la transmisión en una población, aliviando cierta presión sobre los recursos hospitalarios y, potencialmente, facilitando la atención de los pacientes más enfermos.
El estudio se basa en datos de 185 países y territorios recogidos desde el 8 de diciembre de 2020 hasta el 8 de diciembre de 2021.