Después de un poco más de tres años en el poder, el presidente de los Estados Unidos Donald Trump, reconoció hoy desde Lehigh Valley, Pensilvania, que el sistema de salud nacional estaba escaso de materiales médicos y responsabilizó a su antecesor Barack Obama por la merma de los equipos de protección personal que aún hacen falta para encarar a la pandemia del coronavirus.
La imputación contra el demócrata parece ser una respuesta directa a la opinión expresada por el hasta ahora último presidente demócrata de los Estados Unidos, quien recientemente calificó como “desastre caótico” la respuesta que ante la crisis de salud está dando la administración de Donald Trump.
El presidente de los Estados Unidos fue recibido por una muchedumbre de Lehigh Valley como lo que es: Un candidato a la reelección por la silla de la Casa Blanca. Los trumpistas se acercaron a la caravana presidencial con sus smartphone en mano, documentado la histórica segunda visita que el mandatario hacía a la región.
“Cuatro años más”, repetían en son de cántico sus seguidores, que comenzaron a aparecer desde las 10:00 a.m. para asegurarse un lugar despejado para saludar al Presidente Trump cuando llegara a la empresa Owens & Minor.
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Los trumpistas abrazados a la bandera del país demandaban a voz en cuello la reapertura de Pensilvania y daban testimonio de lo mal que lo estaban pasando, situación que mueve las brasas a la olla electoral del neoyorquino que ahora es un nuevo residente de Miami.
Docenas de partidarios de Trump, la mayoría desenmascarados, vitorearon mientras apalearon la caravana del presidente al entrar en la propiedad de la compañía de suministros médicos.
Obama los dejó en la calle
De acuerdo a un informe emitido sobre la visita por la Casa Blanca, docenas de empleados con camisetas de la empresa en verde y amarillo neón a juego formaban la audiencia. Se sentaron a una distancia de seis a ocho pies y aparentemente todos llevaban mascaras.
Los ejecutivos de la compañía primero escoltaron a Trump y a otros funcionarios de la administración por las instalaciones, mostrándoles sus productos y su sistema de distribución, según los informes de la Oficina Oval. Trump y el Jefe de Gabinete de la Casa Blanca, Mark Meadows, fueron los únicos que no usaron máscaras.

Frente al foro de trabajadores de Owens & Minor, Trump criticó al presidente Barack Obama -y por implicación, al presunto candidato presidencial demócrata, el ex vicepresidente Joe Biden- por dejar la Reserva Estratégica Nacional sin equipo médico ni medicamentos para combatir el coronavirus.
“Nunca más otro presidente heredará estanterías vacías o productos caducados”, dijo Trump.
“Estoy decidido a que Estados Unidos esté totalmente preparado para cualquiera de los futuros brotes”, dijo Trump después de recorrer el centro de distribución de Owens & Minor en el municipio de Upper Macungie, una empresa de 137 años de antigüedad que ha enviado mascarillas de respiración N95, batas y guantes a las instalaciones de atención médica en respuesta al coronavirus.
“Mi objetivo es producir todo lo que América necesita para sí misma y luego exportarlo al mundo”, dijo.
El presidente dijo que la economía comenzará a recuperarse a finales de este año y hasta el 2021.
“Vamos a vencer el virus”, dijo Trump. “Vamos a vencer la plaga. Vamos a hacer que nuestra nación vuelva a trabajar”.
“Los armarios estaban vacíos cuando entramos”, dijo Trump sobre un fondo de cajas de cartón de suministros médicos.
Los viejos negocios
La compañía Owens & Minor tiene contactos federales del Departamento de Defensa de los Estados Unidos y del Departamento de Salud y Servicios Humanos para producir millones de máscaras N95.
Sobre la producción de insumos médicos para la pandemia Trump dijo que ha planificado asegurar suministros en cantidades millonarias de máscaras, guantes y otros equipos de protección personal. Dijo que la administración ya ha adjudicado contratos para 200 mil ventiladores y 800 millones de máscaras N95.
Contrapesos necesarios
La visita de campaña hecha por el presidente Trump a Pensilvania no detuvo las opiniones del otro lado de la acera, que apuntaron la inexactitud de lo que pregona el Jefe de Estado. Como ejemplo trajeron a la luz al doctor Rick Bright, que el mes pasado fue destituido de su cargo como director de la Autoridad de Investigación Biomédica Avanzada y Desarrollo y asistente adjunto del secretario de Salud y Servicios Humanos para la preparación y respuesta. Él contó una historia diferente el jueves.

“Se pusieron vidas en peligro y creo que se perdieron vidas”, dijo Bright en una audiencia del subcomité de salud de la Cámara de Energía y Comercio. “Sabíamos que al entrar en esta pandemia, el equipo médico crítico escasearía”. Estos datos eran del conocimiento del Presidente Trump.
Además una encuesta del Washington Post-Ipsos publicada el martes encontró que el 45% de los residentes de Pensilvania aprueba el manejo del brote de virus por parte de Trump, mientras que el 54% lo desaprueba. Los gobernadores obtuvieron calificaciones mucho más altas en la encuesta de opinión pública multiestatal, con el 72% de los residentes de Pensilvania aprobando la respuesta del Gobernador Tom Wolf y el 27% desaprobando.
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Hay más líneas de ventaja que lleva Wolf sobre Trump tras las críticas de este último a las restricciones a los negocios en Pensilvania y otros estados. La encuesta del Washington Post-Ipsos apúnta que 59% de los residentes del estado dijeron que Wolf ha manejado las restricciones “de forma correcta”, con un 23% que dice que no han sido levantadas lo suficientemente rápido.