Por la vía del decreto el presidente Donald Trump ha creado una serie de estímulos financieros para que los departamentos de policía de la nación mejoren su formación y estándares sobre el uso de la fuerza.
Es la primera medida que asume la Casa Blanca desde que en Minneapolis un agente caucásico le ocasionó la muerte el afroestradounidense George Floyd, presionando el cuello del detenido con la rodilla, una maniobra de sumisión que ejecutó por más de 8 minutos.
Este evento creó en la nación una ola de disturbios y protestas pacíficas en las que se reanimó el tema de las discriminaciones raciales, una manifestación de gran impacto que hasta la fecha no se ha detenido.
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De acuerdo a los activistas en derechos civiles la maniobra de Trump para bajar el volumen a la protesta es una reforma demasiado pírrica de lo que demanda un país con más de 400 años trenzado en una diferencia racial.
Sobre su decreto el presidente Trump dijo que “estos estándares serán tan altos y fuertes como sea posible en la Tierra”. Ese fue el comentario del Jefe de Estado a la prensa poco antes de firmar la orden ejecutiva en la Casa Blanca.
Los departamentos de Policía que quieran recibir esos fondos federales deberán pasar por un proceso de certificación en el que se comprometerán, entre otras cosas, a “prohibir” la práctica de agarrar del cuello para dificultar la respiración a los detenidos “excepto si la vida de un agente está en riesgo”.
Esa maniobra mató el pasado mayo al afroamericano George Floyd en Mineápolis, Minesota, donde un policía le presionó el cuello con su rodilla durante casi nueve minutos, un incidente captado en vídeo que desató una ola de protestas en Estados Unidos y otros países.
A falta de que la Casa Blanca publique el texto del decreto, el impacto de la medida de Trump parece limitado, ya que no puede obligar a los departamentos de Policía a comprometerse con esas buenas prácticas, aunque el mandatario se comprometió a trabajar con el Congreso para impulsar reformas más ambiciosas.
Trump habló a la prensa después de reunirse en privado con los familiares de una decena de afroamericanos que murieron en incidentes racistas y en muchos casos a manos de policías, aunque al encuentro no asistieron los allegados de Floyd.
El presidente aseguró que se había “comprometido” con esas familias a trabajar para evitar que esos casos sigan repitiéndose, pero ninguno de esos familiares le acompañó en el acto, al que sí asistieron numerosos representantes de agencias del orden y sindicatos policiales.
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Trump defendió a los cuerpos policiales al decir que solo “un porcentaje enano” de los policías cometen actos brutales o racistas y aseguró que la gran mayoría de los estadounidenses, “aunque no lo sepan”, están de acuerdo con su lema electoral de “ley y orden”.
El mandatario dejó claro de nuevo que se opone “rotundamente” a la petición de reducir los fondos a los departamentos de policía e invertir algunos de ellos en las comunidades, un clamor que ha resonado en las protestas del movimiento “Black Lives Matter”.