Datos revelados sobre la presencia mañana de Donald Trump en Argentina, hacen pensar a los analistas que el Jefe de la Casa Blanca no va de visita a Latinoamérica, sino que tiene como único propósito participar en la Cumbre del G-20.
Quienes estudian los movimientos en el tablero del “millonario derivado en presidente”, la región está en segundo plano en la mente del símbolo de los republicanos.
En dos años de mandato ha propiciado desplantes de mesurada asimétrica que han afectado la curva del juego geopolítico de Colombia, Perú y México.
Según se ven las cosas, el Jefe de Estado norteamericano reconoce la “representatividad en la región de China y Rusia”, por lo que en el programa de encuentros ha dado primacía a las entrevista que sostendrá con los mandatarios chino, Xi Jinping, y ruso, Vladímir Putin.
Las inversiones de China en la región han crecido vigorosamente en la última década y la ascendencia del Gigante Asiático en Latinoamérica es visible.
El mismo ejercicio ha hecho Rusia desde el sur del Río Bravo hasta la Patagonia, y estos movimientos atraen más la atención del estratega de Washington.
Desde luego hay un espacio reservado para hablar con el presidente de Argentina, pero esto es visto como una mera formalidad, dada la cualidad de anfitrión Mauricio Macri.
El presidente Donald Trump ha mostrado una sobrada confianza en torno a la ascendencia de los Estados Unidos en la región.
Sin embargo solo el 16% de los latinoamericanos tenía una opinión favorable de Trump el año pasado, según una encuesta de Gallup, y la retórica antiinmigrante del mandatario ha tensado sus lazos con México y Centroamérica.
Para Estados Unidos los dolores de cabeza están representados en lo que para John Bolton, es “la troika de la tiranía”, representada por Venezuela, Nicaragua y Cuba.
Ahora, si bien es cierto que desde el Ejecutivo se desea aumentar la presión sobre esas naciones, también lo es que no gasta muchas energías.
La visita a Buenos Aires será la primera vez que el estadounidense pise suelo Latinoamericano, sin embargo por la brevedad de la estancia y las precisiones de la agenda la “camaradería” esta más enfocada en Rusia y China.
Fernando Cutz, un exasesor del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, reveló que Trump ha evitado hacer viajes largos desde su extensa gira por Asia del año pasado, y ahora trata de que todas sus paradas en el extranjero sean lo más “cortas” posible.
En Buenos Aires, Trump solo tiene programada por ahora una reunión bilateral con uno de los tres presidentes latinoamericanos que integran el G20, el argentino Mauricio Macri, algo que responde a la tradición de la Casa Blanca de programar siempre un encuentro con el anfitrión de cualquier cumbre multilateral.
Es probable que Trump vea además al presidente mexicano saliente, Enrique Peña Nieto, ya que está previsto que el viernes se firme en Buenos Aires el renovado acuerdo comercial entre EE.UU., México y Canadá, conocido en español como T-MEC.