El Síndrome del Impostor es algo bastante común en la actualidad, no es que antes no existía, es que ahora se habla más del tema. Sucede en muy variadas ocasiones. Es un fenómeno psicológico donde algunas personas tienen la sensación recurrente de ser incapaces de reconocer sus logros y mucho menos aceptarlos, aquí vienen frases como «no lo merezco», «seguro no había otra opción» y el se junto el miedo persistente a ser «descubiertos», por considerarse fraudes o impostores.
Ahora bien, este fenómeno está muy marcado en la maternidad, especialmente hoy en día donde existen tantas plataformas para compararse. Es un sentimiento de duda generalizada, inseguridad e incompetencia, a pesar de que la evidencia dice que hay capacidades de sobra para cuidar bien de los hijos.
La doctora Valerie Young le dijo a BBC Mundo que este trastorno es más habitual de lo que parece: siete de cada 10 personas lo han sufrido alguna vez en su vida. «Millones de mujeres y hombres en todo mundo, desde exitosos directivos de empresas, hasta brillantes estudiantes o actrices, como Kate Winslet, están secretamente preocupados por no ser tan capaces como todos creen».
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¿Qué hay detrás del síndrome del impostor?
El término fue acuñado por primera vez en 1978 por la psicóloga y escritora Pauline Clance, quién junto a Suzanne Imes publicaron un artículo sobre este síndrome, llamado «The imposter phenomenon in high achieving women: Dynamics and therapeutic intervention».
De acuerdo a Aida Baida Gil, asesora profesional y autora del libro «Cómo superar el síndrome del impostor», hay 4 posibles causas:
- Dinámicas familiares durante la infancia. Presión por sacar buenas notas, diferencias marcadas con padres o hermanos, que se convierten en traumas.
- Estereotipos sexuales. Pasa en hombres y en mujeres, pero es algo muy común en las mujeres por la presión de ser: profesionales, esposas y además madres perfectas.
- Diferencias salariales que existen entre hombres y mujeres, lleva a este síndrome a desarrollarse en el ámbito laboral.
- Percepción de éxito, fracaso y competencia. Pues estas personas son muy exigentes consigo mismas, tienen una lista de cosas por hacer, prácticamente imposibles.
¿Cómo se involucra en la maternidad?
Tradicionalmente se ha enseñado a los niños a ser fuertes y competitivos, mientras que las niñas debían mantener un perfil bajo, ser cuidadosas y sutiles. Estudios han señalado que en la edad adulta son muchas las mujeres que presentan sentimientos de culpa por resaltar más que sus parejas masculinas. Tres de cada cuatro ejecutivas confiesan haber experimentado este síndrome en algún momento de sus carreras, según explicó una encuesta realizada por KPMG.
Por eso es tan común en la maternidad. Pero para la psiquiatra Marián Rojas-Estapé quien ha hablado en repetidas ocasiones de maternidad, salud mental y la química del cerebro, explicó en una entrevista a Nuestro Tiempo que una vida perfeccionista es todo lo contrario a lo saludable.
«No conozco vidas sin errores, sin dolor y sin batallas. Si nos pasamos la vida buscando ser perfectos y no fallar, enfermamos. El empeño por mostrarnos perfectos en las redes sociales ya nos está enfermando. El perfeccionista es el eterno insatisfecho que nunca está a la altura de lo que quiere, por eso vive siempre alerta para controlarlo todo. Rema con esfuerzo en un mar imposible».