La temporada 2022 de la Fórmula 1 culminó como un sueño para la escudería Red Bull Racing con su flamante piloto Max Verstappen coronándose campeón y además se quedaron con el trofeo de Constructores.
En la próxima campaña todas las escuderías se proponen destronar a los monoplazas de las bebidas energéticas. Sin embargo, detrás de ese dominio que ejerció la escudería Red Bull se encuentra la llamada “sala de los secretos”, ubicada en Milton Keynes, Inglaterra.
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Todo gran equipo tiene una sala de operaciones en su fábrica. Mercedes cuenta con la denominada Sala de Apoyo a la Carrera (RSR) en su sede de Brackley y Ferrari tiene la suya en la Gestione Sportiva de Maranello. Pero la escudería austriaca cuenta con la Red Bull Operations Room.
Este centro de control opera al más puro estilo de la NASA. Los profesionales que allí trabajan son los encargados de realizar los análisis de los monoplazas.
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Pocas personas tienen acceso a esta sala que parece un pequeño anfiteatro, con filas de asientos ascendentes, cada uno de ellos con sus computadoras mientras revisan la carrera. Los ingenieros por telemetría manejan datos en tiempo real.
También cuentan con un televisor gigante del piso al techo. En esa pantalla se ubican 12 imágenes diferentes con las que los técnicos controlan a sus dos pilotos y a sus rivales. Los ingenieros de rendimiento, especialistas en aerodinámica y estrategas de carrera analizan a los rivales y alertan al equipo de algún peligro en pista.