La ortorexia es la obsesión patológica e irracional por comer sano y por la calidad de los alimentos. Un paciente ortoréxico «tiene un menú en lugar de una vida», según señaló un artículo científico publicado en Elsevier, pues aquello que come se convierte en su principal preocupación.
Es cierto que una alimentación saludable es esencial, actualmente existe disponibilidad inmensurable de comida ultraprocesada, además de la incipiente publicidad que se presenta en medios sociales.
Cada vez son más las personas que se rebelan contra la fast food. Optan por limitar su dieta a productos mínimamente procesados o incluso totalmente naturales, aunque, para ello, deban lidiar con publicidad engañosa que trata de «disimular» su potencial origen industrial.
Pero, todo a su medida. Esta circunstancia ha favorecido la aparición de problemas de salud imprevistos. Especialmente en los países más desarrollados. En este caso la ortorexia u ortorexia nerviosa.
El término fue introducido por el Doctor Steven Bratman a principios del siglo, aunque todavía hoy no consta en los manuales diagnósticos oficiales como un trastorno de la conducta alimentaria.
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Los nuevos estilos de vida generan desde edades muy tempranas referencias de cómo debe ser un cuerpo para ser del agrado de su entorno social. De forma totalmente espontánea y natural, a través de los juguetes (muñecas, revistas infantiles, figuras de acción) y, los medios audiovisuales los niños integran a través del juego unos patrones estéticos, que luego con el tiempo se tornan en problemas, se explica en Elsevier.
Este patrón sociológico marcó el gran crecimiento de los trastornos dismórficos corporales y los trastornos de la conducta alimentaria (TCA).
Los ortoréxicos solo admiten alimentos ecológicos u orgánicos, cultivados sin pesticidas o herbicidas, no incluyen en su dieta el consumo de alimentos con aditivos, alimentos procesados o cocinados mediante determinados métodos de cocción. Si una persona ortoréxica no dispone de este tipo de alimentos, o no están cocinados según sus estándares, prefiere dejar de comer.
Cuando una persona sufre de ortorexia, muestra una obsesión por conocer la composición de cada alimento que ingiere. Así, este trastorno alimenticio que puede derivar en la deficiencia de vitamina D u otros nutrientes esenciales. Las alertas más frecuentes son:
- Planifica las comidas de forma rígida.
- Pasa más de tres horas al día planeando la dieta.
- Siente la necesidad de controlar al detalle la composición nutricional de cada alimento.
- En caso de saltar algunas de las exigencias dietéticas, el sentimiento de culpabilidad es elevado.