Según cifras oficiales, al menos 50 civiles entre los que se cuentan varios niños murieron este viernes 8 de abril luego que un misil cayera en la estación de trenes de la ciudad de Kramatorsk, en el este de Ucrania. Miles de personas huyen de esta región por miedo a una inminente ofensiva del ejército ruso.
Esta arremetida, en la que también resultaron heridas unas 100 personas, es uno de los más sangrientos ataques rusos en las seis semanas de guerra y ocurre en un momento de indignación internacional frente a las atrocidades que comienzan a descubrirse en Ucrania.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, calificó el suceso como un acto de “maldad sin límites” de parte de Rusia. Sin embargo en Moscú, el ministerio de Defensa negó ser el autor del ataque y denunció una “provocación” de Kiev.
#URGENTE MÁXIMA DIFUSIÓN
Minutos antes del ataque a la estación de tren de #Kramatorsk , 2 misiles fueron lanzados desde la ciudad de #Shakhtarsk controlada por #Rusia (DNR),
La estación fue atacada por 2 misiles con bombas de racimo.
Estos podrían ser los misiles. #Video pic.twitter.com/ja8KNiluE6
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“El objetivo de este ataque orquestado por el régimen de Kiev contra la estación de tren de Kramatorsk era impedir que la población civil se fuera de la ciudad para poder usarla como escudo humano”, argumentó el Ministerio de Defensa de Ruisia que también dijo que el misil fue lanzado desde la ciudad ucraniana de Dobropillya ubicada a unos 45 kilómetros de Kramatorsk.
De acuerdo con declaraciones de Oleksander Kamyshin, responsable de la compañía ferroviaria ucraniana Ukrzaliznytsia citado por la AFP, se trató de “un ataque deliberado”.
Frente a la estación de Kramatorsk se observaban varios automóviles carbonizados y los restos retorcidos del misil en el que se podía leer con letras blancas y en ruso, la inscripción “por nuestros niños”.
Dicha frase, de índole vengativa, es con frecuencia usada por los separatistas prorrusos para referirse a sus hijos muertos en la guerra del Donbás, que comenzó en 2014.
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Los espacios de la estación quedaron llenos de maletas abandonadas, vidrios rotos, escombros y desolación. El interior de la instalación ferroviaria por la que han sido evacuadas miles de personas desde hace varios días, estaba cubierto de sangre que era pisoteada y extendida hacia el exterior debido al traslado de los cadáveres.
“Estoy buscando a mi esposo, estaba aquí pero no puedo encontrarlo”, comentaba una atribulada mujer que se negaba a acercarse a los cuerpos de las víctimas que se encontraban alineados en el piso, fuera de la estación.
Kramatorsk es la capital del Donbás que aún está bajo control de Ucrania. Unas horas antes del ataque, un reportero de la AFP que acudió a la estación vio a centenares de personas que aguardaban en fila para salir de la región en dirección a otras partes más seguras del país.
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Las fuerzas rusas desde hace varios días concentran sus operaciones en el este y sur de Ucrania con la intensión de crear un corredor entre Crimea, ocupada y anexada en 2014 por Moscú y las regiones separatistas prorrusas de Donestk y Lugansk, en el Donbás ucraniano.
El jefe de la administración militar regional de #Donetsk, Pavel Kirilenko, animó a los civiles a abandonar esa región y #Lugansk, mientras continúen los ataques rusos. #Ucrania pic.twitter.com/q31nXBbx2H
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Esto obligaría a miles de civiles a escapar hacia el oeste y el norte, pese a que en muchos casos las evacuaciones se ven perturbadas por los bombardeos. “No es ningún secreto, la batalla por el Donbás será decisiva. Lo que ya hemos vivido, todo este horror, puede multiplicarse”, comentó el gobernador de Lugansk, Sergii Gaidai.