La rotura de la represa Córrego do Feijão de la firma Vale en la localidad de Brumadinho, en el estado brasileño de Minas Gerais, desencadenó el viernes un alud de aguas residuales que dejó hasta el momento un saldo de al menos 58 muertos y más de 300 desaparecidos.
La avalancha sepultó las instalaciones de la presa, la mina de hierro, varias viviendas en áreas rurales y en las zonas colindantes, provocando la catástrofe.
Desde el sábado, decenas de personas se encuentran en la Estación de Información de la compañía minera Vale en busca de información sobre sus familiares.
Las autoridades en el estado de Minas Gerais dicen que las posibilidades de encontrar más sobrevivientes son escasas por lo que se espera que aumente el número de víctimas.
Los fiscales ordenaron a la compañía minera, Vale, suspender las operaciones en el sitio, y los técnicos han empezado a centrar sus pesquisas en las causas de la tragedia.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, visitó el lugar del desastre el sábado por la mañana y un gabinete de crisis fue instalado para monitorear la situación, informó el portavoz Otávio Santana.