En Miami, la cultura colombiana late con fuerza gracias a la pasión y el compromiso de Rosmy Camargo, comunicadora, gestora cultural y fundadora de Puerta de Oro de Colombia.
Con más de dos décadas dedicadas a preservar y promover las tradiciones de su tierra natal, Rosmy ha logrado que las danzas y músicas del folclor colombiano crucen fronteras y conquisten corazones en escenarios internacionales.
Reconocida por entidades como la UNESCO y el Smithsonian, su labor no solo enriquece la vida cultural de la diáspora, sino que también teje redes de identidad y pertenencia entre generaciones.
En esta entrevista con El Sol Latino Newspaper, Rosmy nos habla de su trayectoria, sus logros y su sueño más reciente: el lanzamiento de Folkuria, un festival que promete convertirse en referente del arte tradicional en el sur de Florida.
Rosmy, ¿cómo nace tu conexión con el folclor colombiano?
Mi conexión con el folclor es orgánica, casi inevitable. Nací y crecí en Colombia, y desde pequeña estuve rodeada de música, danza y expresiones culturales muy ricas. Estudié Comunicación Social y Periodismo, y desde ahí siempre tuve una inquietud profunda por contar historias que reflejaran nuestra identidad. Cuando me mudé a Miami en el 2000, entendí que no podía dejar atrás mis raíces… así que decidí sembrarlas aquí.

Fundaste Puerta de Oro de Colombia en Estados Unidos, ¿cuál es la misión detrás de esa organización?
La misión principal de Puerta de Oro de Colombia es romper fronteras a través del arte. Buscamos preservar y difundir las danzas y músicas tradicionales de nuestro país, especialmente en contextos donde los latinos —y en particular los colombianos— queremos mantener vivo nuestro legado. Pero no se trata solo de mostrar bailes: este es un proyecto educativo, social y comunitario. Queremos que los niños, jóvenes y adultos se reconecten con su historia, con sus raíces y con un sentido de pertenencia.
Todo comenzó con mi madre, Berty Rojano (Q.E.P.D.), una mujer profundamente enamorada de la cultura colombiana. Fue ella quien me inspiró e impulsó a crear esta organización. Tomé su legado en el año 2008 y, desde entonces, lo he abrazado como una misión de vida. En el camino he encontrado personas maravillosas, compatriotas en la diáspora que se han sumado porque sienten que aquí han encontrado una familia. Así lo llamo yo: mi familia del folclor.
Puerta de Oro de Colombia se ha convertido en mucho más que un grupo de danza: es una red de apoyo social y emocional para inmigrantes que necesitan sentir que pertenecen, que no están solos. Estoy profundamente agradecida con todos los que han creído en esta misión y me animan a seguir construyendo puentes a través de nuestra cultura.
Has logrado que tu organización sin fines de lucro haya sido reconocida por entidades internacionales de la UNESCO como CIOFF® y el Consejo Internacional de la Danza (CID), ¿qué representa esa validación?
Es un gran honor y una enorme responsabilidad. CIOFF®, el Consejo Internacional de Organizaciones de Festivales de Folklore y de las Artes Tradicionales, es socio oficial de la UNESCO y trabaja a nivel mundial para proteger el patrimonio inmaterial. Ser parte de CIOFF® USA y además formar parte de su junta directiva me ha abierto las puertas a una red global de colaboración cultural. Es una plataforma que nos da visibilidad y nos permite representar a Colombia con rigor y respeto en escenarios internacionales. Lo mismo con el CID (Consejo Internacional de Danza), que reconoce nuestro trabajo como legítimo portador de danza y tradición viva.
Has llevado el folclor colombiano por el mundo, ¿qué ha significado para ti esa experiencia internacional?
Ha sido una de las experiencias más poderosas y transformadoras de mi vida. Poder compartir nuestra cultura más allá de las fronteras físicas y emocionales es una muestra de que el arte verdaderamente une al mundo.
En 2022 llevamos nuestras danzas hasta la India, donde vivimos un intercambio inolvidable con culturas milenarias que nos recibieron con una conexión sorprendente. Fue un encuentro de respeto, de asombro mutuo y de celebración de nuestras raíces.
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Y en 2024 tuvimos el honor de representar a Colombia en el Festival de Cote d’Azur, visitando Italia, Francia y Mónaco. Ganamos el primer lugar del festival, lo cual ya era un logro inmenso, pero lo más impactante fue presentarnos en escenarios icónicos como San Remo y caminar con nuestro vestuario tradicional la alfombra roja del Festival de Cannes. Son momentos que no se pueden medir en palabras ni en premios; son regalos que el arte nos da y que nos confirman que llevar nuestra identidad a estos espacios es una forma de hacer historia.
Cada viaje, cada presentación, reafirma que nuestro folclor tiene un lenguaje universal que toca corazones sin importar el idioma. Eso es lo más valioso.
¿Cuál ha sido el momento más emocionante en este camino como embajadora cultural?
Hay muchos momentos que me han marcado profundamente, pero uno muy especial ocurrió recientemente en el Festival del Bambuco en Neiva, Huila. Tuve el honor de acompañar a Laura Sarmiento Díaz, una niña residente en Estados Unidos, hija de colombianos, quien cumplió su sueño de representar a la comunidad colombiana en Estados Unidos como candidata al Reinado Nacional del Bambuco. Verla postularse como una de las favoritas, seguir el legado de sus padres y familiares, y brillar con orgullo en ese escenario al bailar el Sanjuanero, confirman que el trabajo que hacemos tiene un impacto real en la identidad y el corazón de las nuevas generaciones. Para mí, eso lo es todo.
Otro orgullo inmenso fue ver el reconocimiento de nuestro trabajo en el History Miami Museum, una institución afiliada a la prestigiosa red del Smithsonian. Ser seleccionados como artistas en residencia, tener la oportunidad de mostrar nuestro folclor colombiano dentro de ese espacio, y lograr que nuestras tradiciones fueran parte de una narrativa museística tan relevante para la historia de Miami, no tiene precio. Fue un momento que reafirmó que lo que hacemos no solo tiene valor cultural, sino también valor histórico. Que nuestras raíces, nuestras danzas y nuestras voces merecen un lugar en las instituciones que cuentan las historias de las comunidades que transforman el mundo.
Y ahora, estás a punto de hacer historia con el lanzamiento de Folkuria, un festival sin precedentes en Miami. Cuéntanos más.
Folkuria es un sueño hecho realidad. El nombre representa la combinación de folklore, cultura y alegría. Nace como celebración del Día Mundial del Folclor, una fecha oficial de la UNESCO, y busca posicionarse como el gran punto de encuentro del folclor en el sur de la Florida. Este año tendremos invitados de honor como Tonada, nominados al Grammy Latino 2024, Eibar Gutiérrez, actor y cantautor vallenato muy querido por nuestra comunidad y la oportunidad de ver bailar Sanjuanero a Laura Sarmiento. Además, contaremos con delegaciones de otros países que también compartirán su herencia cultural. Y algo muy especial: la presidenta de CIOFF® USA Emiliy Wilkinson, estará presente, reafirmando el valor que este evento tiene a nivel internacional. Es una oportunidad única para celebrar nuestra diversidad, aprender de otras culturas y disfrutar de la riqueza del arte tradicional en todas sus formas.
¿Qué consideras son elementos esenciales en tu trabajo cultural?
La colaboración y el respeto son fundamentales. Yo soy una firme creyente de que trabajar en equipo nos fortalece. Siempre estoy buscando colaborar con organizaciones, instituciones y personas que compartan nuestra misión, porque la cultura no se construye sola ni en competencia: se construye juntos y con respeto por el trabajo del otro.
No se trata de “quítate tú pa’ ponerme yo”, sino de cómo llegamos todos. La cultura necesita alianzas sólidas, verdaderas, basadas en confianza, admiración mutua y propósito común. Es la única forma de crecer, de tener impacto, de sobrevivir como legado. Y cuando unimos esfuerzos desde esa ética del respeto y la colaboración, logramos cosas verdaderamente extraordinarias.
Además de tu formación periodística, tienes dos maestrías, una en Salud Pública y otra en Gestión Cultural, ¿cómo se integran esos saberes en tu trabajo?
La salud pública me enseñó a mirar el bienestar colectivo, y la gestión cultural me dio herramientas para transformar ideas en proyectos sostenibles. Todo está conectado. Promover el folclor también es una forma de cuidar la salud mental, de fortalecer la identidad, de crear comunidad. Lo que hago no es solo entretenimiento: es una forma de sanación y resistencia.
Finalmente, ¿qué sigue para Rosmy Camargo y Puerta de Oro de Colombia?
Sueño con que más personas se sumen a este movimiento de #romperfronteras. Que Folkuria crezca año tras año, que Puerta de Oro de Colombia continúe siendo un hogar para los que aman y respetan nuestras raíces. Pero, sobre todo, sueño con seguir uniendo generaciones y culturas a través del poder de nuestras tradiciones.
Para conocer más sobre todos estos proyectos y eventos, las redes sociales son @puertadeorodecolombia @folkuria y la personal @rosmycamargo.
Por: El Sol Latino Newspaper