La Administración de Joe Biden endurece las restricciones al derecho a solicitar asilo en la frontera con México que habían sido anunciadas en junio pasado. Esto ocurre cuando falta poco más de un mes para las elecciones presidenciales en Estados Unidos.
Hace tres meses el Gobierno estadounidense autorizó cerrar la frontera con México a los migrantes que solicitan asilo cuando haya más de 2.500 cruces irregulares en el transcurso de siete días, y podría reabrirse cuando la cifra bajara de 1.500 en ese mismo lapso.
A partir del 1 de octubre el promedio para abrir la frontera aumenta a “28 días naturales consecutivos”, es decir incluyendo los fines de semana y festivos, informó el departamento de Seguridad Interior (DHS) en un comunicado.
Además las autoridades incluirán en el número de cruces a “los niños no acompañados procedentes de países no contiguos”, lo cual aumentará la probabilidad de que las cifras superen el tope.
Sólo los contará, puesto que las restricciones migratorias no se aplican a los menores que viajan solos. Tampoco a las víctimas de “una forma grave de tráfico” de personas, los migrantes con un visado y aquellos que lleguen a un puerto de entrada mediante una vía legal, como la aplicación móvil CBP One.
Las asociaciones de defensa de los migrantes interpusieron una demanda contra el decreto en junio y el 30 de septiembre han vuelto a poner el grito en el cielo.
Dicen que es ilegal
“Esta norma es ilegal”, afirma Omar Jadwat, un directivo de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU), en un comunicado.
“El estatuto de asilo promulgado por el Congreso reconoce que las personas que huyen del peligro no deben verse obligadas a esperar e intentar conseguir una cita para solicitar asilo”, añade.
La migración irregular es uno de los temas centrales de las elecciones presidenciales del 5 de noviembre que disputan el expresidente republicano Donald Trump y la vicepresidenta demócrata Kamala Harris.
Trump, de 78 años, amenaza con expulsiones masivas de migrantes si recupera las llaves de la Casa Blanca. Pese a su retórica antimigrante los votantes parecen confiar más en él que en Harris para abordar la migración ilegal, según las encuestas.
Para contrarrestarlo la vicepresidenta, de 59 años, prometió durante una visita a la frontera mexicana, que reforzará la seguridad y reformará “un sistema migratorio roto”.
Propenso a las exageraciones, Trump asegura que Biden y Harris han permitido que “21 millones de migrantes ilegales entren en el país de todas las partes del mundo”.
Pero la realidad es que desde que Biden fue investido en enero de 2021 las autoridades han interceptado en total a 10 millones de migrantes y solicitantes de asilo, de los cuales casi ocho millones y medio intentaban cruzar por la frontera con México, según la patrulla fronteriza de Estados Unidos.
Esta cifra no representa el número de cruces reales porque algunos migrantes lo intentan varias veces.
Desde junio el gobierno de Biden se muestra satisfecho con la caída en los cruces fronterizos: 107.503 en agosto por la frontera sur en comparación con más de 300.000 en diciembre de 2023.
Menos cruces
Entre el 5 de junio y el 31 de agosto la cantidad de cruces bajó “más del 55%” y el promedio de 7 días “ha disminuido a menos de 1.800” por día, según informó el DHS en un comunicado fechado el 30 de septiembre. Además, especifica que se han expulsado o repatriado a más de 121.000 personas entre esas fechas.
Sin embargo, el secretario de Seguridad Interior, Alejandro Mayorkas, estima que las restricciones “no sustituyen la acción del Congreso”.
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“No podemos proporcionar los cambios sistémicos mayores y más duraderos que el sistema migratorio roto de Estados Unidos necesita desesperadamente, porque sólo el Congreso puede hacerlo”, recalcó en un comunicado.