¿Cómo reconocer una información falsa de una real? Es una pregunta que abarca distintos tópicos, pero últimamente el tema salud ha cosechado muchos pseudoinfluencers que no hacen más que brindar datos perjudiciales.
Este fenómeno de salud explotó durante la pandemia, con las informaciones antivacunas que se apoderaron de una buena parte de la comunidad del bienestar, de acuerdo a un informe publicado por la Universidad de Stanford, donde también participaron varias instituciones.
«La industria del bienestar o salud, dependiendo de cómo se defina, vale desde muchos miles de millones hasta billones de dólares: 5,6 billones de dólares, según un informe reciente del grupo industrial The Global Wellness Institute», señaló CNN en un reporte especial.
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Un estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts mostró que las personas son 70% más propensos a compartir cosas no contrastadas o falsas en las redes sociales que los hechos reales, cuando son llamativas o sorprendentes. Los gigantes tecnológicos Google, Facebook y Twitter firmaron un compromiso para luchar contra la propagación de noticias falsas. Pero, ¿qué queda en el usuario?
Por ejemplo, el año pasado la FDA tuvo que emitir un comunicado en Estados Unidos alertando de los riesgos del «NyQuil chicken challenge» o «Sleepy chicken Challenge». Cuando inició la época de resfriados algunos tiktokers mostraban unas pechugas de pollo en una sartén y les rociaban un conocido jarabe para la tos, ¿el problema? Cuando se hierve el medicamento aumenta la concentración del principio activo e inhalar los vapores, era tóxico.
Hay varias cosas que los usuarios pueden hacer, pero la principal es siempre dudar de la fuente así que investigar es primordial. Si algo parece muy sencillo, probablemente sea falso. La alimentación y el bienestar físico son procesos complejos que no tienen una receta. Además, siempre es mejor romper la ventana virtual y preguntar a un verdadero experto.