Abogados y bufetes de Filadelfia han mostrado su malestar, debido a que al parecer la Ciudad estaría “sistematizando” como norma el ocultamiento de datos en las quejas civiles que denuncian malos tratos por parte de uniformados del Departamento de Policía.
Los comentarios que colocan en tela de juicio la probidad de la Ciudad precisan que la calidad de los reportes donde se asientan las quejas ha desmejorado, al punto que de narraciones completas en torno a lo acontecido que incluía identificación con uso de iniciales, los informes son de una línea y omiten la identidad de transgresores y víctimas.
Esta situación contrasta en una Ciudad donde se llevó a cabo una audaz investigación conocida como Plain View, que desveló un grupo de Policías de Filadelfia divulgadores de mensajes racistas, de odio y violencia. La decepción de los hombres de ley está que al contrastar la respuesta de la ciudad ante el caso de los “policías de Facebook”, que reveló la identidad de los policías que infringieron las normas de conducta de los funcionarios públicos en las redes sociales, la institución retroceda al disminuir la calidad de los reportes de quejas civiles contra los policías.
Varios reportes de la prensa local han llevado al escrutinio público no solo la actuación de los uniformados, sino del Departamento que los rige. Es por eso que se considera importante un trabajo editorial concebido por Billy Penn, medio local que ha estado a la vanguardia en la publicación de las irregularidades en el Departamento de la Policía de Pensilvania.
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Los periodistas Max Marin y Ryan Briggs recientemente ofrecieron a los lectores un trabajo que titularon “After promising increased transparency, Philadelphia is redacting police complaint records”.
Los acuciosos comunicadores sociales se ampararon en las voces de varios letrados para exponer el deterioro en la calidad de los reportes de las quejas civiles.
La dupla de Billy Penn accedió a un comentario de David Rudovsky, un abogado de derechos civiles que ha demandado a la ciudad y al departamento de policía en numerosas ocasiones. El experto dijo que el retroceso en la calidad de los reportes es una preocupación para la comunidad legal. Dijo que la base de datos debería permitir que el público identifique a los posibles agentes problemáticos.
“Se están volviendo demasiado restrictivos”, dijo Rudovsky. “No le da al público suficiente información para juzgar la posible mala conducta de la policía.”
Kenney Mike Dunn, el portavoz de la Oficina del alcalde Jim Kenney, dijo que “la brevedad de la información se debe simplemente al hecho de que el Departamento de la Policía de Pensilvania (PPD por sus iglas en inglés) no tiene suficiente personal para el alto volumen de entrada de datos. “En otras palabras, es un compromiso entre nuestro deseo de hacer que estos registros estén disponibles, y las limitaciones de personal”.
Asimismo el capitán Sekou Kinebrew, portavoz de la policía, precisó que los recursos limitados de personal se asignaron para sintetizar miles de resúmenes de quejas más antiguos.
“Es más que seguro que no es un intento de borrar información”, escribió Kinebrew en un correo electrónico.
En riposta a la vocería oficial está lo dicho por Kevin Mincey, abogado de defensa criminal y socio del bufete de abogados Mincey Fitzpatrick Ross, quien cree que “las acusaciones desmontadas podrían ser un factor disuasivo”.
Sostuvo que las víctimas se atreven a ver que no son las únicas que reciben las faltas de conducta de cierto oficial.
“Esto podría desanimar a algunas personas a presentar otra reclamación”, dijo Mincey.
En concordancia con los argumentos de otros abogados está lo expresado por Austin Nolan, un estudiante de derecho que abogó por la publicación en línea de la base de datos inicial de quejas, también señaló que se han borrado los detalles de identificación de las personas que presentan quejas.
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Aunque las autoridades declararon que el objetivo era proteger la privacidad, un efecto secundario es que es imposible determinar la raza o el género de las personas que presentan la mayoría de las quejas, observó Nolan.
“La mala conducta de la policía no es un asunto neutral desde el punto de vista racial”, dijo.
Empezaron bien, pero…
De acuerdo al ensayo periodístico de Max Marin y Ryan Briggs, años antes de la protesta pública contra los agentes de policía de Filadelfia que publicaron notas en Facebook, el alcalde Jim Kenney se comprometió a mejorar la confianza en el departamento. Por primera vez, la ciudad publicaría las denuncias que los civiles habían presentado contra la policía.
“Todos los que trabajan para la ciudad de Filadelfia son funcionarios públicos, y el público merece saber que tomaremos en serio sus quejas sobre cualquier servicio de la ciudad”, dijo Kenney en una declaración de 2017.
Menos de dos años después, su administración está dando marcha atrás en ese elogiado esfuerzo de transparencia.
Recientemente, el departamento comenzó a eliminar información de identificación y otros detalles de la base de datos de quejas que, según dijo, tenía la intención de que el departamento fuera más responsable.
La publicación de la información en 2017 ya incluía algunas advertencias importantes. Tanto los policías como los civiles agraviados fueron identificados sólo por sus iniciales, lo que dificultaba determinar qué denuncias se relacionaban con qué agente. E incluso las iniciales fueron retiradas más tarde, después de que los funcionarios de la ciudad se enteraron -probablemente mediante la presentación de informes sobre las denuncias- de que las cartas todavía podían utilizarse para identificar a la policía en ciertos casos.
En los últimos meses, la administración de Kenney fue un paso más allá. Se han eliminado las acusaciones sombrías o embarazosas y se han sustituido por un resumen de una sola frase, en lugar de un relato textual.