En las últimas semanas se ha hablado de la «COVID-22», a propósito del repunte en contagios en todo el mundo, pero especialmente en Europa. Los síntomas no son lo suficientemente peligrosos como para plantearse cuarentenas, pero los expertos la han denominado como «COVID-22», que no es más que una nueva variante.
Presenta como principal diferencia con las otras variantes cambios sintomáticos. Madrid fue quien ha bautizado la enfermedad que provocan las subvariantes BA.4 y BA.5 como «COVID-22», la nación avista su séptima ola. En síntesis, provoca tres síntomas distintos a la Ómicron original. Los más habituales continúan siendo la astenia o fatiga, la tos, la fiebre o el dolor de cabeza, entre otros, pero los tres síntomas que permiten diferenciarla son: diarrea, dolor de garganta y menor tiempo de incubación.
Puedes leer: Las personas mayores con prediabetes deben comer mejor
Fue el viceconsejero de Salud Pública de Madrid, Antonio Zapatero quien dijo por primera vez este nombre en una entrevista en Redacción Médica. «El coronavirus actual es muy distinto al original, es una enfermedad diferente, de modo que podemos comenzar a hablar ya de Covid-22», afirmó.
Por su parte, el Instituto Nacional de Enfermedades Transmisibles de Sudáfrica añadió que estas variantes, la BA.4 y BA.5, es probable que produzcan algunos síntomas que no provocaba la Ómicron original, pero sí otras variantes anteriores como la pérdida del olfato (anosmia), pérdida del gusto (ageusia), vómitos, dificultad para respirar (disnea) y vértigos. Los síntomas podrían durar más, unos siete días (frente a los cuatro que suelen durar los de la variante Ómicron original), pero los intensos desaparecen antes. También se vienen observando episodios de desmayos y síncopes.