El presidente ruso, Vladímir Putin, negó hoy que el tradicional desfile militar en la Plaza Roja, con ocasión de la victoria sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial, persiga amedrentar a otros países.
En una demostración de músculo militar, el presidente ruso presidió este jueves en la Plaza Roja un masivo desfile militar, en ocasión del 74 aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial.
“Todos estos desfiles y marchas no buscan blandir armas y atemorizar a alguien. Se celebran precisamente en honor a los vencedores”, comentó Putin a la televisión pública de su país.
Putin subrayó que el objetivo de esta tradición es impedir que lo ocurrido durante la contienda nunca más se repita “en la historia de la humanidad”.
La tradición de conmemorar el Día de la Victoria con un desfile militar se rompió en 1991, el año en que se desintegró la URSS, tradición que el país sucesor, Rusia, retomó en 1996.
En 2008, año en que Putin cedió el Kremlin para asumir el cargo de primer ministro hasta 2012, también se recuperó la costumbre de exhibir misiles intercontinentales y armamento pesado en la Plaza Roja.
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Más de 13 mil soldados desfilaron durante una hora por el histórico empedrado de la plaza, acompañados por misiles intercontinentales Iskander y los S-400 (Triumph) adquiridos recientemente por Turquía, baterías antimisiles Tor y Buk, piezas de artillería, tanques, blindados y otros equipos militares.
En total unos 130 artículos militares fueron desplegados, incluido un tanque T-34 reconocido por su efectividad en la la Segunda Guerra y pesadas unidades de lanzamiento Yars para misiles ICBM. Pero también se lució el tanque de nueva generación Armata.
Rusia seguirá fortaleciendo sus fuerzas armadas, dijo Putin al encabezar el desfile militar que se hace todos los años.
Las malas condiciones climatológicas impidieron que surcaran los cielos, como es habitual, los cazas Su-35, Su-30, MiG-31 y MiG-29; el cazabombardero Su-34; los bombarderos estratégicos Tu-160, Tu-22 y Tu-95, y los helicópteros de combate Mi-28 y Ka-52, y de transporte Mi-26 y Mi-8.
Al término del desfile comenzó la marcha del Regimiento Inmortal, en la que los rusos portan los retratos de familiares que combatieron en la contienda, que se cobró la vida de más de 27 millones de personas, de los que unos 8 millones eran soldados.
A ella se sumó el jefe del Kremlin, que llegó a la columna en el centro de Moscú portando el retrato de su padre, Vladímir, que fue herido cuando el Ejército Rojo intentaba romper el cerco de Leningrado.
“La tragedia de la guerra tocó prácticamente a todas las familias. Y, por ello, siempre lo recordaremos”, comentó.
Como había adelantado el Kremlin, ningún mandatario occidental acompañó a Putin durante el Día de la Victoria, evento boicoteado por EEUU y la Unión Europea desde la anexión rusa de Crimea en 2014.
Precisamente, Putin felicitó hoy a los crimeos por el 75 aniversario de la liberación de la península del yugo nazi.
Similares paradas se celebran en otros lugares como la antigua Stalingrado, Crimea, las bases militares rusas en Siria y las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk.