Andrés Díaz, profesor hispano de secundaria en New Jersey fue nominado por su exalumno, Omar Lisojo para recibir reconocimiento de la organización sin fines de lucro Honored por su trabajo e impacto educativo.
Díaz es uno de los siete profesores que han recibido un premio de 5.000 dólares por el trabajo que realiza dentro del aula. En su nominación para el Honored National Teaching Award, Lisojo escribió: “Gracias por ser un profesor increíble y ahora un mentor de por vida. Si puedo ser la mitad de profesor que es usted, me consideraré la persona más afortunada del mundo”.
El profesor hispano nunca imaginó que sería profesor. De acuerdo a la publicación de honored.org, sus padres habían llegado de Colombia en busca de oportunidades y del sueño americano. Sin conexiones familiares con la enseñanza, al joven Díaz nunca se le ocurrió que tuviera la paciencia o el talento necesarios para captar la atención de los adolescentes.
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Ahora, a sus 36 años, los alumnos y compañeros de Díaz en el instituto Morris Hills de Rockaway, New Jerseys celebran la realización de su destino como docente.
Parte de su inspiración se la debe a una clase de literatura inglesa a la que asistió casi accidentalmente. La versatilidad del profesor que la impartía lo hizo desear poder manejar el conocimiento de esa manera.
Por esos senderos que marcan las determinaciones de un espíritu convencido, conoció al Dr. Gary Vitta superintendente de las escuelas de Rockaway, quien lo animó a obtener el certificado de maestro. Rápidamente, Díaz encontró su lugar en el aula, y se dio cuenta de que había dado con la vocación perfecta.
Filosofía educativa
Para el profesor reconocido, el ejercicio docente se traduce en influir en un grupo culturalmente diverso de niños con creatividad e imaginación. Pero que no implica enseñar a los estudiantes sino aprender de ellos “Sigo recibiendo más de mis alumnos que lo que les enseño”.
Omar Lisojo es un antiguo alumno cuya trayectoria cambió por completo gracias a sus interacciones con Díaz. Lisojo, que ahora tiene 22 años, ha decidido que quiere seguir a su mentor en las aulas y se graduará en la Universidad Estatal de Montclair a finales de este año. Ya es profesor sustituto en el Morris Hills High School, siguiendo el mismo camino que Díaz.
“Veo mucho de mí en él”, dice ahora Lisojo. “Es un educador hispano, así que tenemos una herencia compartida, y al igual que yo ama el inglés y valora la amistad”.
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Estar para sus estudiantes
Díaz tiene un estilo de enseñanza sencillo anclado en una política de puertas abiertas y en la comprensión de que los estudiantes aprenden mejor si ven el aula como un espacio seguro. “A veces”, dice Díaz, “me limito a preguntar a un alumno: ‘¿Cómo va la vida? No les presiono. Sólo quiero que el alumno sepa que estoy ahí para él. Me centro en la relación”.
A Díaz le preocupan las tensiones que afectan a esta nueva generación de estudiantes. “Tenemos una mezcla de presiones muy difícil de manejar. Los estudiantes se beneficiarían enormemente de una educación que se centrara más en las piezas fundamentales del ser humano”.