La Policía de Philadelphia culpa a la COVID-19 por aumento de la criminalidad. En su primer año como Comisionada Danielle Outlaw debió supervisar las respuestas a la pandemia del coronavirus, enfrentar unos disturbios civiles que no habían sido vistos en décadas y algunos de los peores actos de violencia con armas de fuego en la historia de la ciudad. Sin duda un año difícil para cualquier jede de policía.
En una entrevista concedida a la cadena de televisión NBC10, Danielle Outlaw dijo aún está en proceso de adaptación como comisionada proveniente de otra parte del país. “Honestamente, no me sentí como un extraña cuando llegué aquí. Me trataron como una extraña, y todavía lo hacen“, comentó.
Outlaw hizo historia el año pasado cuando se convirtió en la primera mujer afroamericana comisionada de la policía en Philadelphia. Asumió el cargo en febrero, poco más de un mes antes de que la pandemia de COVID-19 cambiara la vida de los estadounidenses.
Sumado al trabajo de supervisión de la aplicación de la ley durante la pandemia, durante su primer año de trabajo la comisionada Outlaw tuvo que lidiar con las protestas en toda la ciudad tras la muerte de George Floyd, el hombre afroamericano que murió a manos de la policía de Minneapolis en mayo y que originó protestas en todo el país.

La respuesta de la policía en Philadelphia incluyó gases lacrimógenos a los manifestantes en la autopista de la calle Vine en el centro de la ciudad y disparos de balas de goma. También actuaron en el oeste de Filadelfia.
Tras semanas críticas debido a las protestas, Outlaw y el alcalde de Philadelphia Jim Kenney, se disculparon por la respuesta que dio la ciudad a los disturbios civiles provocados por la muerte de Floyd. Pero mientras la comisionada y el alcalde conservaron sus cargos, el director general de la ciudad, Brian Abernathy, perdió el suyo. Abernathy era el principal funcionario de Kenney y uno de los partidarios de Outlaw cuando se anunció su contratación.
En medio del tumultuoso 2020 en Philadelphia, los homicidios y asaltos agravados alcanzaron niveles históricos. La ciudad contabilizó 499 homicidios, el segundo total más alto de los últimos 60 años (en 1990 hubo 500) según los registros del departamento de policía.
Outlaw culpa a la pandemia por el aumento de la violencia armada. Esta consideración es avalada por otros estudios recientes, incluyendo uno de investigadores médicos de PennMedicine que apoya su argumento.
“Los números no me están ayudando. Pero no están ayudando a nadie. Y me preocuparía aún más si fuera específico de Philadelphia. Hay tantas otras ciudades, grandes, medianas y pequeñas, que están experimentando lo mismo”, comentó.
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Un estudio de la Comisión Nacional sobre COVID-19 y Justicia Penal determinó que en 2020 varias ciudades de Estados Unidos registraron un aumento significativo de de la criminalidad, incluidos los homicidios y otros delitos relacionados con armas de fuego.
“Eso me dice que hay un punto en común, un tema común allí, ¿verdad? Y es esta pandemia”, comentó la comisionada.
El aumento de la violencia con armas de fuego se ha producido de la mano de una disminución de las detenciones por esos delitos. Un análisis realizado por NBC10 Investigators publicado en noviembre pasado encontró que la policía resolvió sólo el 16% de los tiroteos no fatales y sólo el 30% de los homicidios con armas de fuego.
El Comisionado Adjunto de la Policía de Philadelphia, Ben Naish, quien supervisa las investigaciones, incluyendo los crímenes con armas, dijo al canal televisivo que la policía estaba abrumada con el aumento de los tiroteos y culpó a la COVID-19 y a los disturbios civiles ocurridos en el verano.
“Creo que es justo decir que se produjo una sensación de anarquía“, indicó Naish.