La primera cacería de osos negros en Florida en 10 años seguirá adelante este diciembre, después de que la jueza del condado de León, Angela Dempsey, rechazara emitir un bloqueo temporal contra la temporada autorizada por el estado. La decisión se produce a pesar de la demanda presentada por el grupo animalista Bear Warriors United, que buscaba impedir la muerte de hasta 172 ejemplares durante la campaña prevista entre el 6 y el 28 de diciembre.
Aunque la jueza solicitó más documentos y argumentos a las partes, consideró que no existían bases suficientes para suspender cautelarmente la medida. La Comisión de Conservación de Vida Silvestre y Pesca de Florida (FWC) podrá así continuar con su plan, que contempla la emisión de 172 permisos —uno por cazador— en lo que representa la primera temporada legal de caza del oso negro desde 2015.
El Gobierno de Florida justifica la apertura de la cacería alegando una sobrepoblación de osos negros en el estado, que estiman ronda los 4.000 ejemplares. La organización Safari Club International (SCI), que intervino en el litigio para respaldar a la FWC, celebró el fallo al afirmar que confirma la “biología robusta” y la gestión “responsable” de la vida silvestre, además de defender “los derechos de los cazadores que financian la conservación”.
“Los grupos anticazadores intentaron frenar la cacería y fallaron”, expresó SCI en sus redes sociales, reivindicando su postura a favor de la caza regulada como herramienta de manejo ambiental.
Sin embargo, asociaciones animalistas cuestionan duramente tanto la metodología empleada por la FWC como la narrativa de la supuesta sobrepoblación. La organización Bear Defenders señala que alrededor de 300 osos mueren cada año en accidentes de tránsito en Florida, pero insiste en que esta cifra no es prueba de un aumento real de la población, sino del acelerado crecimiento urbano y del tráfico vehicular en el estado.
“Los osos matados durante la cacería incrementarán el total de muertes en lugar de abordar la causa raíz de la mortalidad en las carreteras”, denunció la agrupación.
Debate por las cifras científicas
El corazón del conflicto reside en la fiabilidad de los datos utilizados para aprobar la medida. El abogado Thomas Crapps, representante de los demandantes, argumentó que la FWC tomó la decisión basándose en estimaciones antiguas, ignorando modelos más recientes. La agencia, por su parte, defendió el uso de cifras actualizadas, que sitúan la población del oso negro en aproximadamente 4.050 ejemplares y apuntan a un crecimiento sostenido sin señales de declive.
Bajo este criterio, la FWC distribuyó los 172 permisos en cuatro regiones: Panhandle Este, Norte, Florida Central y Sur, permitiendo abatir un solo ejemplar por licencia.
Rechazo social y memoria de 2015
La reapertura de la caza ha generado amplio rechazo social. Encuestas recientes sitúan la oposición entre el 75% y el 81%, lo que ha motivado protestas frente al Capitolio estatal y la compra estratégica de permisos por parte de activistas, con el fin de reducir el número de cazadores activos.
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El antecedente de 2015 refuerza la preocupación: cuando la caza se permitió por última vez, los cazadores abatieron 304 osos en solo dos días, obligando a la FWC a cerrar la temporada antes de lo previsto.
Aunque el fallo judicial permite continuar con los preparativos de la cacería, la disputa legal sigue abierta. La jueza Dempsey aún debe evaluar documentación adicional que podría influir en el curso del proceso durante las próximas semanas, manteniendo el futuro de la temporada bajo un clima de tensión y escrutinio público.

































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