En el corazón de Miami, donde la tecnología de punta se fusiona con la calidez del trato humano, el Dr. Pedro Martínez-Clark dirige Amavita Heart and Vascular Health con la precisión de un cardiólogo intervencionista y la visión de un líder que no olvida sus raíces. Su voz caribeña se conserva intacta, al igual que su identidad como barranquillero, una herencia que permea tanto su manera de relacionarse con los pacientes como su filosofía profesional. “La bacanería”, como él la llama, es más que una palabra: es un código de autenticidad, cercanía y adaptabilidad que ha llevado consigo desde los días de fútbol en el Liceo Cervantes hasta los quirófanos de alta tecnología en el sur de Florida.
Pedro Martínez-Clark es hijo de una Barranquilla vibrante, de la que no solo extraña el sabor del Caribe, sino también los domingos de fútbol con el Junior, el equipo del alma, y la camaradería de la juventud que aún lo acompaña, aunque sea a la distancia. Su historia profesional comenzó en la Universidad del Norte, pero la semilla de su destino se plantó mucho antes, entre veranos en Estados Unidos y un constante contacto con la familia materna anclada en territorio estadounidense. Esta doble pertenencia facilitó una transición que para muchos resulta compleja. A sus 24 años, llegó definitivamente a Estados Unidos, pero lo hizo con la ventaja de quien ya había hecho del país del norte una segunda casa.
Lo que siguió fue un ascenso imparable en la medicina cardiovascular, respaldado por una estrategia clara: estudiar, investigar y construir relaciones sólidas en el medio académico. Martínez-Clark comenzó su camino en los laboratorios de investigación en Harvard, un espacio donde la ciencia se entrelaza con las oportunidades. Allí no solo acumuló publicaciones, sino que también ganó visibilidad, credibilidad y la posibilidad de entrar a un círculo médico de alto nivel.
Su formación en medicina interna, cardiología y luego cardiología intervencionista —lo que en Colombia se conoce como hemodinamia— fue rigurosa y extensa. A esto sumó especializaciones en terapias vasculares y endovasculares, conformando un perfil altamente competitivo, pero siempre con los pies en la tierra. Porque para él, la medicina no solo es técnica, es propósito.
La cristalización de un propósito
Fundar Amavita Heart and Vascular Health en 2008 fue la cristalización de ese propósito. En esta clínica, la tecnología más avanzada se combina con un enfoque humano, integral. El objetivo no es solo intervenir una arteria obstruida, sino mejorar radicalmente la vida del paciente, tanto en lo físico como en lo emocional. El Dr. Martínez-Clark lidera un equipo comprometido con la investigación, los procedimientos mínimamente invasivos y la prevención, sin perder de vista lo esencial: la atención compasiva. Es una filosofía que refleja la identidad de su fundador, un hombre que combina la rigurosidad científica con la calidez caribeña.

Sin embargo, su vínculo con Colombia no quedó atrás con el cambio de país. Por el contrario, se fortaleció con el tiempo. Desde el inicio de su carrera en Estados Unidos, ha trabajado activamente para cerrar las brechas en el acceso a tecnologías médicas entre ambos países. Su interés no es solo académico, sino profundamente ético: ¿por qué un paciente colombiano no debería tener acceso al mismo tratamiento que uno estadounidense ante un infarto? Esta pregunta ha guiado su compromiso con iniciativas que buscan llevar innovación, tecnología y formación médica a Colombia.
Pedro Martínez-Clark reconoce el talento de los médicos colombianos y subraya que, más que una cuestión de capacidad humana, las diferencias están en el acceso a recursos. Por eso, participa en proyectos que impulsan la transferencia de tecnologías y la mejora en el acceso a terapias avanzadas en su país natal. Su trabajo es también una forma de devolver lo que ha recibido, de tender puentes entre sus dos mundos.
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En lo personal, se mantiene como una figura cercana y optimista. A quienes recién llegan a Estados Unidos, les recomienda mantenerse enfocados, estudiar sin descanso y no perder de vista sus objetivos. En un sistema altamente competitivo como el estadounidense, la preparación rigurosa es, en su experiencia, la única vía para destacar. Pero también aconseja no perder el entusiasmo: “Estados Unidos es un país espectacular”, dice, con la convicción de quien ha recorrido un largo camino. “Aquí se pueden hacer cosas que serían inimaginables en otros países”.
Y es esa fe en las posibilidades, combinada con su identidad costeña, la que ha definido su éxito. Pedro Martínez-Clark no es solo un médico brillante; es también un embajador del Caribe colombiano en el mundo de la medicina cardiovascular. Con cada paciente, con cada innovación que lleva a Colombia, con cada joven médico al que inspira, reafirma que las raíces, lejos de ser un ancla, pueden ser el motor que impulsa hacia adelante.