En estos tiempos de pandemia es oportuno sacar la mirada de los espacios vacíos, de los dispositivos de la vanidad y observar cómo actúan los verdaderos héroes, quienes se entregan con amor y devoción al servicio de los demás.
Hoy fue un Domingo de Ramos inusual. El vigor papal está intacto. La COVID-19 creó una Semana Santa online para el Vaticano. El papa Francisco celebró la misa en el altar de la Cátedra de la basílica de San Pedro y desde su “púlpito” envió un mensaje a los jóvenes. Fue una invitación a abrir los ojos. A despertar.
“Mirad a los verdaderos héroes que salen a la luz en estos días. No son los que tienen fama, dinero y éxito, sino son los que se dan a sí mismos para servir a los demás”.
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Una curiosidad colindante fue el espacio ocupado por decenas de medios de todo el mundo que poseen canales de YouTube. Por esa vía transmitieron en directo. Cada uno direccionado a sus audiencias, sobre la misma banda ancha que es altar para las distracciones que ralentizan la edificación de la vida de santidad que se exige a los católicos.
Aislamiento anunciado
En un decreto de la Congregación del Culto Divino del Vaticano, del 25 de marzo, se especificó que “el Santo Padre celebrará los ritos de la Semana Santa en la Basílica de San Pedro” pero “sin la presencia del pueblo”. Entre las muchas otras cosas que prohibió el decreto vaticano, que se deberá aplicar a todas las iglesias de países infectados por el coronavirus, fue el “abrazo de la paz” que normalmente se dan los fieles durante la misa y el rito del “lavado de pies” del Jueves Santo que tradicionalmente el papa Francisco iba a hacer a alguna cárcel romana, seleccionando prisioneros de distintos países. Tampoco se podrá hacer ninguna procesión.
La plaza de San Pedro se mostró yerma, pero aun así su sacralidad se notó aumentada. En la observación más pura, la insinuación desértica del paisaje elevaba el tenor divino de una ciudad que fue edificada por hombres de Dios o a su servicio, quienes copiaron en las piezas arquitectónicas y en las abundantes obras de arte la sensibilidad de la devoción cristiana.
Solo el amor engendra
El papa Francisco como el más sencillo de los católicos, mira estos tiempos como oportunidades para reedificar los valores que mantienen erguidos los muros de la Santa Iglesia católica y apostólica.
En parte de la liturgia el Santo padre mencionó que “el drama que estamos atravesando nos obliga a tomar en serio lo que cuenta, a no perdernos en cosas insignificantes, a redescubrir que la vida no sirve, si no se sirve. Porque la vida se mide desde el amor. De este modo, en casa, en estos días santos pongámonos ante el Crucificado, que es la medida del amor que Dios nos tiene”.
El papa ofreció una homilía en la que pidió a la gente que evite sentirse sola y se aferre a la fe en estos momentos de dificultad.
“Cuando nos sintamos entre la espada y la pared, cuando nos encontremos en un callejón sin salida, sin luz y sin escapatoria, cuando parezca que ni siquiera Dios responde, recordemos que no estamos solos”, expuso.
“Hoy, en el drama de la pandemia, ante tantas certezas que se desmoronan, frente a tantas expectativas traicionadas, con el sentimiento de abandono que nos oprime el corazón, Jesús nos dice a cada uno: ‘Ánimo, abre el corazón a mi amor. Sentirás el consuelo de Dios, que te sostiene'”, añadió.
Francisco pidió a los fieles de todo el mundo que contacten al que sufre, “al que está solo y necesitado”.
Agenda rediseñada
Según ha hecho saber el Vaticano, la de este año será una Semana Santa diferente. Se ha cancelado la misa Crismal del Jueves Santo en la que se bendicen los santos óleos que servirán a lo largo del año para impartir los sacramentos.
Francisco oficiará la misa de Jueves Santo pero no el tradicional lavado de los pies que solía hacer en centros de acogida de migrantes o en las cárceles.
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También habrá una misa el Viernes Santo, como el día anterior en el interior de la Basílica, pero el Via Crucis se celebrará en la plaza de San Pedro y no en el Coliseo, donde se realizaba ininterrumpidamente desde 1964.
Tampoco habrá fieles en la Vigilia Pascual del Sábado ni en la misa de Resurrección del domingo, tras la cual Francisco impartirá la bendición “Urbi et Orbi”.