A la justicia estadounidense en el estado de Florida le ha fallado el pulso a la hora de dar sentencia firme a los involucrados en el caso de un triple homicidio registrado hace 25 años atrás, donde murieron Casimir Sucharski, dueño de un local nocturno y Sharon Anderson y Marie Rogers, dos de sus bailarinas.
En ese episodio oscuro está atorado Pablo Ibar, un floridano de ascendencia vasca que hoy con 47 años de edad tiene más de la mitad de su vida diciendo desde la silla de los acusados que es inocente de lo que se le acusa. Igual posición ha manejado su amigo Seth Peñalver a quien se le da coautoría del horrendo crimen.
Una serie de evidencias que ha sido calificada de circunstancial generó un primer juicio que duró 6 años. El 28 de agosto de 2000 se les encontró culpables de triple homicidio y condenados a pena de muerte. Pablo Ibar ingresó en el corredor de la muerte.
Desde esa fecha hasta hoy Ibar ha pasado por cuatro juicios diciendo las mismas palabras: Yo soy inocente.
El 1° de octubre de 2018 comenzó el cuarto juicio para encontrar una sentencia firme por los delitos de los que se acusa a Pablo Ibar.
La defensa del hispano-estadounidense señaló el lunes que la “hipótesis de su inocencia” se mantiene firme al iniciarse una nueva fase del cuarto juicio al que es sometido en EE.UU. por un triple asesinato cometido en Miramar (Florida) en 1994.
Benjamin Waxman, jefe del equipo de abogados defensores del floridano, aseguró que todas las pruebas presentadas contra Ibar en este juicio iniciado el pasado 1° de octubre son “circunstanciales”.
La afirmación del abogado se suscitó en el marco de la primera audiencia de 2019, presidida por el juez Dennis Bayle en los tribunales de Fort Lauderdale, a 40 kilómetros al norte de Miami.
El único acusado de los asesinatos de Casimir Sucharski, Sharon Anderson y Marie Rogers, que llegó a estar 16 años condenado a muerte por esos hechos, siguió con atención cómo Waxman analizó las pruebas principales presentadas por la Fiscalía a lo largo de las 15 vistas orales del juicio celebradas en 2018.
Waxman desestimó que con el video grabado por la cámara de seguridad oculta en la casa de Sucharski, donde ocurrieron los asesinatos, así como con las pruebas realizadas a los rastros de ADN hallados en esa vivienda y en una camiseta con la que el asesino se cubrió la cara, se pueda incriminar a Ibar.
También, añadió, es una prueba circunstancial la identificación de Ibar hecha por Gary Foy, un testigo de la Fiscalía, a partir de fotografías y en una ronda de reconocimiento físico, como una de las dos personas a las que vio salir de casa de Sucharski y en el automóvil de éste al día siguiente de los asesinatos.
Cuando la Corte Suprema de Florida anuló en 2016 la condena a muerte que pesaba sobre Ibar desde el juicio del año 2000 -el tercero al que fue sometido por el caso-, dictaminó que las pruebas contra él eran escasas y débiles.
El abogado defensor dijo que no hay una “definición clara y limpia” de que la persona que aparece en el video sea Ibar y señaló que las pruebas genéticas excluyen a Ibar en seis de los rastros analizados.
Joe Nascimiento, otro abogado de la defensa, tuvo una breve intervención para señalar que las imágenes de un video grabado en el club nocturno del que era propietario Sucharski, el Nickleodeon, que también estaba entre el material probatorio de los sucesivos juicios a Ibar fueron borradas.
El hispano-estadounidense fue detenido y acusado de los crímenes junto a un antiguo amigo suyo, Seth Peñalver, cuya condena a muerte fue también anulada por la Corte Suprema de Florida y luego fue absuelto en un nuevo juicio.
Uno de los juicios a Ibar terminó sin que el jurado pudiera emitir un veredicto unánime, otro fue declarado nulo y el tercero (año 2000) concluyó con su condena a muerte, luego anulada por la Corte Suprema de Florida.