La senadora opositora Jeanine Áñez asumió el martes 12 de noviembre, la presidencia interina de Bolivia dos días después de la renuncia de Evo Morales, luego de activar el mecanismo sucesorio que dejó roto el oficialismo puesto que, junto con el expresidente, dimitieron todos los que constitucionalmente podían sucederle.
Durante una sesión parlamentaria, con la ausencia de los representantes del oficialista partido Movimiento Al Socialismo (MAS), la abogada de 52 años pasó de ser segunda vicepresidenta del Senado a presidir la Cámara Alta y así acceder a la vía sucesoria.
La Constitución establece que, tras la renuncia de Morales, debía asumir en línea sucesoria el vicepresidente, el titular del Senado o el jefe de Diputados, pero todos renunciaron también a sus cargos y se presume que se encuentran asilados en la embajada de México en Bolivia.
“Queremos convocar a nuevas elecciones lo más pronto posible (…), con autoridades probas, de mérito, de capacidad, que sean independientes”, señaló en su discurso, ante un pleno del Congreso al que solo asistieron legisladores contrarios a Morales.
Añez agradeció la confianza ante los “días duros” que se avecinan en Bolivia, en sus primeras palabras tras asumir el mando del país, en el que la salida de Morales había dejado un vacío de poder, con militares y policías como únicas autoridades.
"La Biblia vuelve a Palacio", dice Jeanine Áñez. La senadora, quien se declaró presidenta de #Bolivia, se dirigió al antiguo Palacio de Gobierno levantando una Biblia.https://t.co/3kh3o0KNGP pic.twitter.com/EVF4N85VPi
— CNN Argentina (@CNNArgentina) November 12, 2019
El jefe de la diplomacia brasileña, Ernesto Araújo, dijo que su país reconoce a Áñez como presidenta interina de Bolivia, al considerar que asumió “legalmente” y cumpliendo con la Constitución boliviana. “Se está cumpliendo el rito constitucional boliviano y queremos que contribuya a la pacificación y la normalización del país”, agregó el canciller, quien además resaltó el compromiso de la senadora de convocar elecciones.
Por su parte, el Gobierno de Costa Rica abogó por una solución civil y democrática a la crisis que atraviesa Bolivia e instó a evitar la participación de los militares en ese proceso.
“La posición de Costa Rica es un llamado a las diferentes fuerzas políticas bolivianas a restablecer el orden, a la calma y a resguardar un nuevo proceso que llene el vacío temporal que se pudo haber generado. Que a través de elecciones, de la vía democrática, institucional y civil, no militar, se logre el restablecimiento de la normalidad”, dijo el presidente costarricense, Carlos Alvarado.
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El martes 12 de noviembre Evo Morales llegó a México, luego de que este país le otorgara asilo político tras su renuncia a la presidencia de Bolivia.
El boliviano dimitió el pasado domingo 10 de noviembre, presionado por protestas sociales de 20 días y solicitudes de los jefes de las Fuerzas Armadas y la Policía, que le pidieron abandonar el cargo para “pacificar Bolivia”.
Ya en territorio mexicano, Morales insistió en denunciar que contra él hubo un golpe de Estado que comenzó a gestarse el 20 de octubre, día de las elecciones presidenciales y cuyo resultado fueron el detonante de las manifestaciones en su contra.
Sin embargo, este martes el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, consideró que quien cometió un “golpe de Estado” en Bolivia fue Evo Morales, al que acusó de haber tratado de “robar” las elecciones del 20 de octubre.