La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha calificado como devastador el impacto que tendrá la pandemia del nuevo coronavirus en el empleo y considera además que las consecuencias –negativas– serán mucho mayores que las de la crisis financiera del periodo 2008-2009.
“Para millones de trabajadores, la ausencia de ingresos equivale a ausencia de alimentos, de seguridad y de futuro”, advirtió el director general de la OIT, Guy Ryder quien añadió que “a medida que la pandemia y la crisis del empleo evolucionan, más lenta se vuelve la necesidad de proteger a la población más vulnerable”.
De acuerdo con el último informe del organismo que se publicó el 29 de abril, en América Latina y el Caribe se prevé que la pérdida de horas de trabajo en el segundo trimestre de 2020 alcance el 10,3 % en comparación con los niveles anteriores a la crisis, unos datos que lucen funestos cuando se celebra el Día Internacional de los Trabajadores.
“Los hogares de ingresos bajos con personas a su cargo, especialmente menores, son particularmente vulnerables a los efectos inmediatos de las restricciones al ponerse en peligro el acceso a bienes básicos y alimentos”, comenta Merike Blofield, directora del Instituto de Estudios Latinoamericanos del GIGA (German Institute of Global and Area Studies) con sede en Hamburgo.
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“La mayoría de esta población no tiene seguridad social u otras formas de protección de los ingresos. Están en riesgo inmediato de una catástrofe humanitaria”, puntualizó.
Son muy pocos los que ganan con una crisis como la actual y son muchos los que pierden más que el resto como es el caso de quienes trabajan en empleos informales, grandes protagonista de muchas economías latinoamericanas. Los analistas de la OIT calculan que los ingresos de estos trabajadores cayeron un 81% en las Américas y África. Si no tienen fuentes de ingreso alternativas, estos hogares no tienen medios de supervivencia.
“Mucha gente vive del día a día y no está cubierta por seguros de desempleo o por registros de protección social”, comenta Martín Rama, economista jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.
“El tipo de medidas que se ponen en marcha en las economías avanzadas para compensar a quienes tengan que dejar de trabajar son mucho más difíciles de implementar”, comenta el experto.
Según la OIT, la tasa de pobreza relativa entre trabajadores informales de las Américas se incrementará en un 57%.
Aunque la mayoría de los países de la región han puesto en marcha algún tipo de asistencia financiera o de alimentos para los hogares más vulnerables, Merike Blofield señala que naciones como México, Nicaragua y Honduras todavía no han establecido transferencias monetarias de emergencia para amplios sectores de la población.
La OIT ha pedido que las medidas de reactivación de la economía estén respaldadas por políticas laborales fuertes y por sistemas de protección social más amplios. También ha pedido coordinación internacional en relación con las medidas de alivio de la deuda.
Los expertos consideran que en plena crisis de la COVID-19 a Latinoamérica le toca reinventarse. También coinciden en afirmar que certezas hay pocas, salvo la de que lo que había hasta ahora no ha evitado el desastre.